Un durísimo embate gringo, con heridas políticas que amenazan ser terminales
Por Juan Manuel Partida Valdez *
En palacio nacional se prendieron los focos rojos y temen una debacle total de AMLO ante la andanada cada vez más furiosa desde el gobierno de los Estados Unidos en contra del narco Estado mexicano.
De los avisos verbales se pasó a los ataques documentados y demoledores, y entraron en pánico ante la amenaza de una inevitable debacle.
Andrés Manuel López Obrador busca controlar los daños que ahora se tienen y evitar nuevos ataques desde el vecino país.
Cundió el pánico tras los documentos que demuestran el financiamiento del crimen organizado a favor de la cuarta transformación.
Si lo anterior no fuera suficiente, en el Congreso de EU se solicitó formalmente que México sea considerado un narco Estado, y enjuiciar a López Obrador en una corte internacional.
El presidente mexicano y su partido saben que la Drug Enforcement Administration está lista para nuevas exhibidas contra el narco gobierno mexicano.
Por ello el pánico de que, por ejemplo, se la declaración de que el cártel de Sinaloa financió tres campañas electorales del hoy primer mandatario de la nación.
La explicación dura del porqué de los abrazos y no balazos como “estrategia” frente a los narcotraficantes.
Por eso tiemblan, en el convencimiento de que no hay otros datos que sirvan para enfrentar lo que la DEA se decida a exhibir.
La debacle de la cuatroté sería inevitable, y repetir elecciones operadas por el narcotráfico implicaría eludir lo que ya se advirtió, con consecuencias todavía más terribles.
Que el exhibido Américo Villarreal “renuncie” como candidato de Morena a la gubernatura de Tamaulipas puede ser no la solución sino el inicio de una dinámica sin retorno.
No bastará un solo caso para satisfacer los reclamos estadounidenses, porque son muchos los que han tenido y mantienen relaciones con el crimen organizado.
Varios de ellos son gobernadores en funciones, como es el caso del sinaloense Rubén Rocha Moya.
Se comienzan a ver las consecuencias de un Andrés Manuel que con una terquedad de locura quiere jugar a las patadas con Joseph Biden.
ES BUENO SER MALO Y ES MALO SER BUENO
Y si lo externo es cada vez más complicado, lo interno empeora con las confirmaciones de un presidente tolerante y cómplice de los delincuentes.
Esa justificación expresa de que el gobierno “cuida” a los malos porque también son seres humanos y tienen derechos que deben ser respetados.
La contradicción tan brutal de que con López Obrador es bueno ser malo, y es malo ser bueno.
El hartazgo social es creciente, y en las redes sociales se repudia duramente al presidente con tendencias como la de #LopezPerroDelNarco.
Un despertar mexicano creciente.
Un durísimo embate gringo, con heridas políticas que amenazan ser terminales.
*Publicado en portal https://altoparlante.com.mx/
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