Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

México apuesta por el petróleo y compra una refinería en Texas

La refinería Deer Park, que se encuentra en el canal de navegación de Houston, sería la única operación importante de Pemex fuera de México. Credit...Brandon Thibodeaux para The New York Times

El presidente López Obrador quiere detener la mayoría de las exportaciones de petróleo y las importaciones de gasolina y otros combustibles. Los críticos dicen que está incumpliendo los compromisos de México en materia de cambio climático

Por Clifford Krauss *

Primera de dos partes

DEER PARK, Texas. 18 de enero de 2022.- Dos murales gigantescos, pintados en los tanques de almacenamiento de una refinería de petróleo de esta ciudad, representan a los rebeldes liderados por Sam Houston que lograron la independencia de Texas de México en la década de 1830. Esta semana esos murales pasarán a ser propiedad de la compañía petrolera nacional mexicana, que está adquiriendo el control total de la refinería.

La compra de la refinería forma parte de la apuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador por una especie de independencia. En un esfuerzo por lograr la autosuficiencia energética, el presidente mexicano está haciendo grandes inversiones en la compañía petrolera estatal, poniendo un énfasis renovado en la producción de petróleo y alejándose de la energía renovable, incluso cuando algunos gigantes petroleros como BP y Royal Dutch Shell están invirtiendo más en ese sector.

López Obrador pretende eliminar la mayor parte de las exportaciones de petróleo mexicano en los próximos dos años para que el país pueda procesar más de manera doméstica. Quiere sustituir los suministros de gasolina y diésel que el país compra actualmente a otras refinerías de Estados Unidos por combustible producido en el país o en la refinería de Deer Park, que se fabricaría con el crudo que se importará desde México. El cambio sería un salto ambicioso para Petróleos Mexicanos, la empresa comúnmente conocida como Pemex. La producción de petróleo de la empresa, comparable a la de Chevron en los últimos años, lleva más de una década cayendo, y soporta una deuda de más de 100.000 millones de dólares, la mayor de todas las empresas petroleras del mundo.

La decisión de pagar 596 millones de dólares por una participación mayoritaria en la refinería Deer Park, que se encuentra en el canal de navegación de Houston y sería la única operación importante de Pemex fuera de México, es fundamental para cumplir los planes de López Obrador de rehabilitar el sector petrolero, que lleva mucho tiempo paralizado, y establecer ocho refinerías productivas para uso mexicano. México también acordó pagar 1200 millones de dólares en deudas que Pemex y Shell deben conjuntamente como copropietarios de la refinería, que es rentable.

“Es algo histórico”, dijo López Obrador el mes pasado. En otra conferencia de prensa el año pasado, dijo: “En el 2023 vamos a estar produciendo en México las gasolinas, el diesel y vamos a ser autosuficientes, y vamos a estar constatando de que no van a aumentar los precios de los combustibles”.

Aunque las políticas de López Obrador divergen de la creciente preocupación mundial por el cambio climático, reflejan una tentación duradera para los líderes y legisladores de todo el mundo: sustituir las fuentes de energía importadas por combustibles de producción nacional. Además, los puestos de trabajo generalmente bien remunerados que proporcionan las industrias del petróleo y otros combustibles fósiles son políticamente populares en toda América Latina, África y países industrializados como Estados Unidos.

En la década de 1930, el gobierno mexicano se hizo cargo de las operaciones de Royal Dutch Shell al sur de la frontera al nacionalizar toda la industria petrolera que en ese entonces era dominada por extranjeros. Ahora López Obrador está dispuesto a dar un paso más, al tomar el control total de una gran refinería de petróleo de Shell.

La compra se ha tornado más significativa porque sucede en un suburbio industrial que se autodenomina “la cuna de Texas”, donde los rebeldes marcharon al campo de batalla de San Jacinto para derrotar al ejército mexicano, acontecimiento que se conmemora en los murales de la refinería. El campo de batalla está a ocho kilómetros de las instalaciones petroleras.

Es difícil sobrestimar la conexión entre el petróleo y la política en México, donde el día en que se nacionalizó el petróleo, el 18 de marzo, es una fiesta nacional. El crudo proporciona al gobierno mexicano un tercio de sus ingresos, y Pemex es uno de los mayores empleadores del país, con unos 120.000 trabajadores.

López Obrador procede del estado petrolero de Tabasco, y el poderoso sindicato de Pemex es una parte crucial de su base política. Se postuló con la plataforma de reconstruir la empresa, y ha aumentado su presupuesto de producción, además de recortar los impuestos que paga y revertir los esfuerzos de su predecesor para reestructurar su monopolio sobre la producción de petróleo en el país.

Cuando asumió el cargo hace tres años, López Obrador comenzó a deshacer los cambios realizados en 2013 en la Constitución de México para abrir la industria del petróleo y el gas a la inversión privada y extranjera. También está presionando para revertir las reformas eléctricas que su predecesor, Enrique Peña Nieto, puso en marcha para aumentar el uso de parques eólicos y solares financiados por el sector privado y alejarse de las centrales eléctricas estatales alimentadas por petróleo y carbón.

Los expertos en energía afirman que México está retrocediendo en el compromiso que adquirió hace una década, bajo el mandato del presidente Felipe Calderón, de generar más de un tercio de su energía a partir de fuentes limpias para 2024. Ahora México produce poco más de una cuarta parte de su energía a partir de fuentes renovables.

“Están recurriendo a combustibles más pesados en vez de usar combustibles más ligeros”, dijo David Goldwyn, un alto funcionario de energía del Departamento de Estado en el gobierno de Barack Obama. “Prácticamente todas las empresas extranjeras —Ford, Walmart, GE, todas las que operan allí— tienen ahora su propio objetivo de cero emisiones netas. Si no pueden acceder a la energía limpia, México se convierte en un lastre”.

CONTINUARÁ…