Por Rosa Chávez Cárdenas
Vivimos inmersos en la mentira, la historia, la religión, las parejas que ocultan sus secretos, los medios que publican a su conveniencia, y el gobierno que nos miente todos los días. El mentiroso se complace en una realidad ficticia, sus mentiras se vuelven el equivalente de las alucinaciones del que padece delirios. La mentira es una ilusión de poder, a falta de un poder real.
El diálogo del mentiroso es un falso diálogo para mantener una ilusión, así los estafadores, a base de mentiras ofrecen altas ganancias por su dinero y cuando desaparece se dan cuenta de la estafa. El mentiroso con sus mentiras cree que tiene muchos “cuates” no le importa que no sean amigos, tiene unos 5000 seguidores que le dan un like, pero, puede que ninguno sea su amigo.
Los niños son mentirosos hasta cierta edad, sus mentiras son el resultado de descubrir el pensamiento abstracto, en otros casos de vivir en tensión en su familia, es un mecanismo de defensa inconsciente. Lupita, cuando se divorciaron sus padres, contaba una serie de mentiras, era una delicia sentarse a escucharla, inventaba cuentos fantásticos tal parecía que los había visto en alguna película, pero era parte de la catarsis de su duelo.
Generalmente el crecimiento cura la infancia, cuando no lo hacen el resultado se convierte en una patología. Decía Emma Godoy: “la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo” En muchos casos no lo hacen, se quedan como “Niños eternos” La mentira no es una enfermedad mental, pero su estructura es la de una enfermedad mental, es una técnica parapsicótica (del campo de los fenómenos paranormales o psíquicos incluye supuestas habilidades mentales como la telepatía y la telequinesia).
La mentira constante es un fenómeno de desestructuración, no siempre voluntario y en la alteración de la relación que une a las cosas, desaparece la causalidad y la incapacidad de un pensamiento lógico. Así utilizamos la mentira piadosa para no lastimar. Se vuelve “Realismo mágico” en donde florece la imaginación y el delirio. Lo vemos en las novelas, en las películas.
Diálogo significa construcción social, es donde se comparte el sistema de valores comunes, con civilidad, moral, honestidad, es necesario encontrarse, se necesita el diálogo con datos basados en la realidad común a todos y no discursos. El que miente cotidianamente se convierte en divertimiento, el bromista, el payaso que hace reír a costa de otros, de sus chistes para desestresarse. Es importante identificar cuando se paga por escuchar al payaso que hace reír que al político acostumbrado a mentir para tener seguidores y esconder la corrupción, el robo descarado que hace del dinero de los impuestos de los que trabajamos.
En México vivimos un universo donde nada garantiza la verdad en relación con la mentira, se miente como costumbre. La pérdida de límites entre lo falso y lo verdadero la encontramos en la vida real, en los medios de comunicación, en la justicia, con los políticos, especialmente en el gobierno. El partido en turno liderado por López Obrador ganó terreno a base de mentiras, los pensantes nos damos cuenta cómo nos mienten y sus seguidores le creen sus mentiras, culpan al pasado, mientras ellos se empoderan y enriquecen.
No se cansan de decir que el país está en paz, en la cumbre en Brasil, la presidenta Claudia dijo en la reunión del G20 “El llamado es a la paz los conflictos bélicos no resuelven nada, para eso está hecha la política y los organismos internacionales, es un llamado también a la paz”.
La presidenta habla de paz y no pueden poner orden en el país, que incongruencia, se imagina que en otros países no se enteran de los miles de muertos, de la inseguridad, la extorsión, pero sigue con las políticas de su jefe, el expresidente “abrazos no balazos” los balazos los han recibido inocentes y los abrazos se reparten entre las familias que no encuentran consuelo por la pérdida de sus seres queridos. La presidenta miente en las conferencias de prensa todas las mañanas. El expresidente la eligió por su lealtad para que siga su proyecto “apoderarse del país y mandar al diablo las instituciones”.
Además, se sometió a la designación de Rosario Piedra como titular en la CNDH, la menos indicada por inepta, pero le conviene para sus fines al autoritario expresidente. El gobierno en turno ya volvió jurídicamente legítima la mentira. Como dijo Kant. “Mentir consiste en decir lo contrario de lo que se piensa, no lo contrario de lo que es” La verdad es la condición de todo contrato válido, la mentira destruye la legalidad y excluye el derecho.
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