El Pana
Por Víctor Ferrer
Hace 15 años conocí a una persona que por su afición a la fiesta brava le apodan el ’Pana’, según dice él mismo, porque fue admirador del fallecido matador de toros cuando en su adolescencia le tocó verlo en la plaza ’Calafia’ recién llegado a Mexicali de su natal Oaxaca.
El ’Pana’ tiene amigos conocedores del movimiento en los juzgados y como se procesan las iniciativas de ley, siempre está atento a los intercambios que se dan en su presencia entre abogados, actuarios, secretarios y algunas ocasiones entre jueces y magistrados.
Tampoco pierde pisada de las pláticas entre asesores del Congreso e incluso ha estado presente en cubículos de ciertos diputados, cuando discuten asuntos antes de una sesión, donde deberán decidir sobre una iniciativa de ley, un punto de acuerdo o algún otro tema.
Me platica de su familia o de cómo llegó a Mexicali; Opina especialmente de toros y futbol, pero es discreto y reservado sobre temas de los que fue testigo entre litigantes o gente del Congreso.
Por su oficio que permanentemente es requerido, para mí es un personaje de esos imprescindibles y lo veo como complemento de los pasillos del edificio del Tribunal Superior de Justicia del Estado o del Congreso.
Su ocupación: ’bolero’ o aseador de calzado, como usted guste decirle.
Por el tiempo que lleva oyendo conversaciones de quien requiere sus servicios, sabe lo que es una audiencia, un acuerdo, una promoción, una sentencia o una apelación y también distingue una iniciativa, de un punto de acuerdo o la diferencia de mayoría absoluta o mayoría calificada.
En síntesis, se puede decir que comprende el léxico de quienes requieren sus servicios, mientras comentan sobre incidencias que vivieron o van a vivir, los litigantes con sus clientes en los juzgados o los asesores de legisladores en las sesiones de pleno o en comisiones, en virtud de los años que tiene escuchando esos temas, además de leer diariamente (impresos, no en el celular), periódicos locales para estar al día del acontecer cotidiano, que le permite opinar cuando alguno de sus clientes se lo pide.
Además, ha sido testigo de marchas y plantones de ciudadanos a los que alguna vez se sumó, cuando acuden frente a edificios que alojan a los tres poderes del estado; el ayuntamiento mexicalense y el palacio federal, localizados alrededor de la plaza donde presta sus servicios, para hacer visibles sus reclamos, exigiendo el cumplimiento de promesas hechas en campaña, buscando solución a sus problemas o peticiones de apoyo para resolver asuntos que no se han atendido y por ello acuden a ese lugar para hacer visibles sus peticiones.
No dudo que acostumbre una vez terminada la faena, tomarse unas cervezas, sobre todo durante la temporada veraniega que pega con fuerza en Mexicali. Se que es muy popular donde reside por los rumbos de ’los santorales’, asentamiento de decenas de colonias marginales, donde la gente tiene problemas de toda índole, pero gracias a las relaciones del ’Pana’ muchos de sus vecinos han recibido apoyo de diputados para cubrir alguna necesidad o en su defecto apoyo legal gracias a sus amigos abogados, para arreglar asuntos principalmente de índole familiar
Un día me comentó que se había inscrito para cursar en línea la carrera de Abogado, porque le entusiasmaba el trabajo de sus clientes y al haber terminado la preparatoria, no tuvo problemas para tratar de conseguir un título profesional, que en tres años logró en la prestigiada Universidad ’Cúspide de México’, localizada en las inmediaciones del mercado de abastos de la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México, por cierto, la misma institución donde obtuvo su título de Licenciado en Derecho por la misma vía que el ’Pana’, Ulises Lara López, actual encargado del despacho de la Fiscalía capitalina y exesposo de la ’ministra del pueblo (?)’ Lenia Batres.
Debido a su buena conducta (cuando menos en apariencia), por su popularidad en la colonia donde vive, por el conocimiento adquirido oyendo a sus clientes sobre procesos judiciales o técnica legislativa y por las relaciones que tejió en ese lapso, el ’Pana’ pidió a uno de sus amigos (que tenía la facultad para hacerlo), que lo inscribiera para ser Magistrado del Tribunal de Justicia, una vez que fue aprobada la reforma judicial.
El día de la elección los resultados fueron sorprendentes, gracias a su popularidad el ’Pana’ arrasó en las urnas con los votos del ’pueblo sabio’. Inmediatamente vecinos acudieron a su domicilio y lo pasearon en hombros por las calles de su colonia como si fuera matador de toros.
El popular ’Pana’ que estudió en línea la carrera de abogado aprobada con promedio de 8.1, ahora despacha como Magistrado y pondrá sus bastos conocimientos legales adquiridos escuchando platicas de abogados y asesores, ’para atender a las personas que votaron por mí, pero especialmente a la gente recomendada por mi padrino que me hizo el favor de candidatearme para el puesto que ahora ocupo’, según me lo expresó el ahora flamante impartidor de ’justicia’, el día que me recibió en su oficina con vista a los pasillos donde se colocaba para bolear calzado.
Mientras tanto, un aprendiz de ’bolero’ ocupa el lugar del ’Pana’. Dicen que es un exjuez con experiencia y extensa carrera judicial, pero el día de la elección no tuvo ningún voto por carecer de popularidad. Con cierta curiosidad me acerque para cuestionarlo por qué no ejercía su carrera como Abogado y me contestó: ’Necesito tener ingresos para cubrir las necesidades de mi familia; me despidieron sin ninguna compensación luego de 25 años de servicio. Uno de los nuevos jueces me negó un Amparo. A pesar de mis conocimientos no puedo ejercer mi profesión porque la Constitución prohíbe que trabaje como Abogado hasta después de dos años de haber cesado mis funciones.
Un saludo
11/09/2024
P.D. El texto anterior es ficticio. Cualquier parecido con la realidad es simple coincidencia, especialmente en el punto donde se prefiere popularidad en lugar de calidad, priorizando la «democratización» de la justicia en lugar de la correcta aplicación de la misma.
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