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La Pura Polaka …

Ataque al INE el peor error de AMLO

Primera de dos parteS 

El presidente López Obrador va por el Instituto Nacional Electoral INE y para ello se está jugando todo.

Como presidente está haciendo uso de toda la fuerza del aparato de estado y de todos los recursos disponibles con un solo objetivo: lograr el control absoluto de este organismo electoral ciudadano hasta hoy autónomo e independiente, y si para ello tiene que hacer lo que sea, incluso pasar por encima de la propia ley, no se va a detener, como desde hace meses lo sentenció: 

“no me vengan con ese cuento de que la ley es la ley”.

Aunque no lo admita, al presidente le preocupa sobremanera el tobogán de desprestigio en el que va cayendo su gobierno y la llamada “cuarta transformación”, debido a la falta de resultados positivos, por su reiterada actitud de simulación, engaño y negación de la realidad, por los escándalos de corrupción e impunidad en su administración y por el desastre que hay por todo el país en cuanto a la imparable inseguridad y la escalada de violencia, sin dejar de lado el tema de la economía que no ha crecido y presenta un panorama negro ante la falta de inversiones, ahuyentadas precisamente por el clima de inseguridad y por la falta de certidumbre.

Y en este escenario lo que más le preocupa al presidente es que no tiene garantizada la continuidad política en las elecciones presidenciales del 2024, a realizarse el 2 de junio de ese año; justamente dentro de quince meses más.

Por ello es que López Obrador y sus huestes van sobre el control absoluto del INE, cueste lo que cueste, y desde el inicio mismo de su administración en 2018 apuntaron sus baterías hacia este organismo, a sabiendas de que una vez controlándolo con consejeros a modo, sumisos y no independientes, no habría más contrapesos y entonces ya podrían manipular a su antojo las elecciones y las decisiones electorales desde el aparato de gobierno, con el objetivo de perpetuarse en el poder tal y como se hacía antes de la existencia de los organismos electorales autónomos y ciudadanizados.

Justamente a esos tiempos que tanto añora López Obrador son a los que a toda costa ha querido regresar a México y a los ciudadanos, a esa época como de las películas en blanco y negro, en la que el organismo electoral encargado de regular los procesos electorales era el propio gobierno, manejando y administrando las elecciones a través de la entonces Comisión Federal Electoral, que no era otra cosa que una extensión o una especie de brazo de la propia Secretaría de Gobernación, donde los resultados electorales de ese tiempo en las décadas de los años 60’s, 70’s y 80’s se oficializaban a través de la cámara de diputados erigida en Colegio Electoral, donde por supuesto el PRI como partido del gobierno y en el poder tenía la mayoría y el control absoluto y eran ellos los responsables de dictar los resultados y ellos mismos se autocalificaban la elección.

EL SISTEMA SE CAYÓ Y SE CALLÓ

Pero vino el desastre de la elección presidencial de 1988 siendo candidatos Carlos Salinas de Gortari por el PRI, con toda la fuerza del oficialismo; Cuauhtémoc Cárdenas por el Frente Democrático Nacional como coalición de partidos de izquierda y Manuel “maquío” Clouthier por el PAN, cuando producto de una sociedad harta y cansada del robadero, de la simulación, el saqueo y el engaño del gobierno y de los políticos, se dio entonces un fenómeno increíble para ese tiempo, el cual consistió en una copiosa votación en favor de Cuauhtémoc Cárdenas el candidato izquierdista del Frente opositor, quien en la percepción generalizada de los ciudadanos fue el que ganó la elección presidencial, pero que en la noche de ese día, al momento de estar contabilizando los votos hubo aquella famosa «falla» de la energía eléctrica en las instalaciones electorales y se dio la histórica “caída del sistema de cómputo”, en voz del propio Manuel Bartlett responsable de la SEGOB y de la propia Comisión Federal Electoral de ese tiempo.

OPERACIÓN MAPACHE VELOZ

El “sistema se cayó” y hubo un tremendo revuelo, nadie sabía nada, no hubo declaraciones oficiales de inmediato y nadie podía confirmar nada.

Eran los tiempos de Jacobo Zabludovzky y sus 24 horas en Televisa con un férreo control de la información y sobre todo de la desinformación, pero al regresar la energía a las instalaciones y después de varias horas de una interminable oscuridad, misteriosamente la tendencia que escasas horas antes favorecía a Cuauhtémoc Cárdenas como ganador de la elección para presidente de la república, aparecía ahora favoreciendo al candidato del oficialismo Carlos Salinas de Gortari.

Se hizo un escándalo y de inmediato la sospecha de fraude se generalizó, pero a pesar de que en ese tiempo (año 1988) el control de los medios de comunicación era casi absoluto por parte del gobierno y no existían ni las redes sociales ni había IFE ni INE como sucede en la actualidad, la sociedad se movilizó y los partidos de oposición y una gran cantidad de grupos y organizaciones sociales se manifestaron reclamando el fraude electoral por parte del gobierno.

Las movilizaciones, las protestas, los plantones y reclamos de fraude duraron mucho tiempo y persiguieron al ya presidente Salinas de Gortari desde el inicio mismo de su accidentado gobierno, por lo que una salida a esa enorme presión ciudadana fue la creación de un organismo electoral que fuera autónomo e independiente del propio gobierno, buscando con ello bajar la gran tensión existente por parte de los ciudadanos, de los grupos sociales y de los propios partidos de oposición, que reclamaban y recriminaban constantemente que la elección presidencial de 1988 había sido un monumental fraude.

Así fue que posteriormente se creó el IFE, el Instituto Federal Electoral, un organismo ciudadanizado cuya principal responsabilidad sería la de organizar y administrar las elecciones como máxima autoridad en materia electoral, pero ello no fue por gracia ni por buena voluntad del gobierno de ese tiempo, ni tampoco por tener apertura democrática; fue en muchos sentidos por causa, empuje y presión ciudadana.

La vigencia del IFE perduró del 11 de octubre de 1990 en que se fundó, al 4 de abril del 2014, fecha en que se transformó en el INE, Instituto Nacional Electoral, con mayores atribuciones y facultades en la materia, todo ello como resultado de varias reformas constitucionales electorales que se fueron llevando a cabo en todo ese periodo, para llegar a como continúa la institución hasta la fecha.

Desde entonces, primero como IFE y luego como INE, esta institución ha evolucionado y se ha mantenido independiente del gobierno, cumpliendo sus funciones electorales como un órgano constitucional autónomo que goza de independencia y autonomía funcional y financiera en sus atribuciones, facultades y responsabilidades, integrado por un cuerpo de consejeros mujeres y hombres y un consejero presidente.

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