Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Lo extraordinario de lo cotidiano…

La historia de sus vidas 

Por Gladys Villalobos*

Anteriormente, he compartido contigo que uno de los hallazgos personales que experimente durante la pandemia fue encontrarme con el “arte de hacer nudos”, lo que conocemos como macramé. A dos años de ese momento el camino ha resultado un placentero reto, de aprendizaje, de prueba y error, un camino hacia el encuentro de mi propio estilo, de mis propios gustos, de reconocer mis manías y mis fortalezas, de probar materiales, de aprender de lo límites, de cuando parar aun cuando lo esté disfrutando. El no hacerlo, me daría por consecuencia dolor de espalda o cuello que me impedirían seguir anudando en un par de días. Por esto último y muchas otras razones, desde el principio encuentro muchas analogías de vida en el macramé

También he reafirmado en mi misma mi capacidad y confianza para compartir mis conocimientos, para enseñar, para guiar a otras personas desde cero con empatía, respeto y un poco de humor. Hace días pensaba que todos tenemos diferentes roles de nuestra propia historia de vida. Identificaba en cuales de ellos me siento más cómoda, más en mi propia piel. El de maestra o instructora descubro me viene muy bien. En específico, cuando “enseño” macramé me siento como pez en el agua.

Hace un par de semanas impartí mi primer taller presencial de este año en la Ciudad de México, lugar donde radico. Tres virtuosas mujeres acudieron al llamado. Todas ellas de diferentes profesiones, en un rango de edad similar, amigas, con el objetivo en común de aprender y vivir el gozo de crear con sus manos.

Tenían un modelo de macetero a seguir. Les compartí cómo elaborar 4 nudos base, mismos que les llevo muy poco tiempo aprender y repetir sin instrucción alguna. Fluyeron de una manera amable y gratificante. Se notaban contentas, entretenidas, entregadas a su creación, en el presente.

El resultado fue fascinante. Tres mujeres con el mismo modelo a reproducir, el mismo material, los mismos nudos a elaborar. Las tres trabajando de forma simultánea, en el mismo día, el mismo espacio y cada una de las piezas finales fueron tan distintas. Diferían en la hechura del nudo, en la firmeza de su amarre, en los breves espacios entre un nudo y otro. Una forma similar, una esencia totalmente distinta.

Cada uno de ellos cuenta una historia, la historia de las mujeres que los elaboraron, su historia que se manifiesta a través de las manos. La historia de sus vidas o de las vidas que no recuerdan conscientemente, o de aquellas que aún no viven. La historia de sus virtudes, de sus fortalezas y de sus debilidades. Todos bellos, con personalidad propia, únicos e irrepetibles como quienes los elaboraron.

Compartir mis conocimientos, compartir un poco de mi en cada uno de los talleres, de los encuentros creativos siempre me regala una dosis de reflexión y aprendizaje. Valoro la confianza, el tiempo que me brindan y siempre, bien recibo, el ejercicio de conciencia. 

“Lo Extraordinario de lo Cotidiano”, un espacio donde cada día es un motivo. Valoro tu tiempo.

*Cachanilla de nacimiento, comunicóloga de profesión, amante del cuerpo por vocación. Crecí análoga, me convertí digital. Asesora en Comunicación, Redactora de Contenidos, Fotógrafa. Mi sitio: gladysvillalobos.wordpress.com/