Como Leona Vicario, la poeta novohispana Juana de Asbaje será “heroína mexicana”
Por José Antonio Aspiros Villagómez
Para la Maestra en Derecho Elizabeth Rembis Rubio, quien asumirá la presidencia de la Academia Nacional de Historia y Geografía cinco días antes de su cumpleaños. Con mi felicitación cordial.
Debido a que 2020 fue declarado oficialmente como Año de Leona Vicario, el Gobierno de la Ciudad de México anunció un proyecto para crear el Paseo de las Heroínas con estatuas de 12 mujeres, y la primera en colocarse sería precisamente de la esposa de Andrés Quintana Roo.
El propósito es instalar esas imágenes en el tramo del Paseo de la Reforma que abarca desde el Monumento a la Independencia hasta casi la entrada del bosque de Chapultepec, y para ello las autoridades capitalinas dijeron haber realizado los trámites necesarios en los institutos nacionales de Bellas Artes (INBA) y de Antropología e Historia (INAH).
El reconocimiento a quien es considerada la primera mujer periodista en este territorio que sería desde 1821 la nación mexicana, fue por iniciativa de la diputada federal María Marivel Solís Barrera (Morena), que aprobó el pleno de la Cámara baja.
Y tiene lugar una década después de que, con motivo del bicentenario de la Independencia, en 2010 la también legisladora y luchadora por la equidad de género Esther Quintana Salinas, se pronunció por hacerle justicia a Leona Vicario y las demás mujeres que participaron en el movimiento insurgente, además de la revolucionaria Carmen Serdán.
En un extenso tramo del Paseo de la Reforma -una vialidad que ordenó trazar Maximiliano de Habsburgo y ahora es un enjambre de torres que tapan el paisaje- existen 77 estatuas de próceres de México -todos varones-, representativos de las diversas entidades federativas del país y colocadas entre 1889 y 1982. Una de ellas es precisamente del citado Andrés Quintana Roo.
Antes del Bicentenario de la Independencia, los investigadores Manuel Aguirre Botello y Seth Dixon Corral publicaron un extenso trabajo acerca de esas estatuas y formularon algunas propuestas (http://www.mexicomaxico.org/Reforma/reformaEstatuas.htm), tales como agregar a otros personajes (citan a Ignacio Allende y Agustín de Iturbide) y, “si hablamos de igualdad de género”, a las cinco mujeres cuyos nombres figuran en los muros de la Cámara de Diputados: Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario, Mariana Rodríguez del Toro Lazarín, Carmen Serdán y Antonia Nava.
Las cuatro primeras están también en el proyecto del Paseo de las Heroínas, junto con Margarita Maza (esposa de Benito Juárez), Gertrudis Bocanegra (asesinada por no delatar a los insurgentes), Sara Pérez Romero (esposa de Francisco I. Madero), Dolores Jiménez (periodista un siglo después que Vicario), Hermila Galindo (periodista y escritora en la Revolución), Elvia Carrillo Puerto (feminista, luchadora social y diputada), Matilde Montoya y Juana Inés de la Cruz.
En el nuevo Paseo, entonces, estarían sin ser heroínas la primera mujer que se tituló en México como médica, la doctora Matilde Montoya que ya tiene una estatua en la avenida Cuauhtémoc frente al Centro Médico Siglo XXI, y la poeta nacida novohispana, Juana de Asbaje y Ramírez, quien siempre publicó sus libros en España y cuyos presuntos restos fueron encontrados y permanecen en donde estuvieron el convento de San Jerónimo y el cabaret Smyrna (propiedad de Antonieta Rivas Mercado), y hoy lo ocupa una universidad privada que administran familiares del ex presidente José López Portillo.
Imposible e injusto regatear méritos a cualquiera de las 12 distinguidas mujeres cuyas estatuas engalanarán un día el Paseo de la Reforma pero, si nos atenemos al diccionario, “héroe” o “heroína” es quien realizó una hazaña extraordinaria para la cual se requiere mucho valor.
Y, en ese caso, el nombre de Paseo de las Heroínas no parece del todo apropiado dado el perfil de algunas y sería mejor uno alusivo a mujeres célebres, sin importar si expusieron o no su vida en defensa de causas militares o políticas, o hicieron algún aporte destacado a la ciencia o la cultura dentro del territorio que hoy se llama México.
De todas maneras van a faltar estatuas, porque no son solamente doce las mujeres que merecen tener la suya.
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