Mucho ruído
Los productores de trigo del valle de Mexicali han caído en un círculo vicioso que no les permite avanzar en la búsqueda de beneficios económicos y es que desde hace años han venido buscando apoyos del erario para cubrir costos del cultivo, en lugar de incursionar en mercados que les permitan mejorar las condiciones de venta.
El talón de Aquiles de los trigueros es la resistencia a la organización económica, a la creación de empresas serias, formales, con capacidad de negociar grandes volúmenes, en lugar de ser proveedores de centros de acopio y de estar lamentándose de no alcanzar las cotizaciones de trigos cosechados en Estados Unidos o Canadá.
Los integrantes del Consejo Estatal de Productores o del Sistema Producto se han convertido en símil de enjambre, yendo en bola de un lugar a otro para plantear sus necesidades, encontrándose con la misma respuesta en todas partes, pero nada concreto.
No han sido pocas las horas perdidas en reuniones tras reuniones con Manuel Valladolid, titular de Fomento Agropecuario, sin encontrar nada nuevo para beneficio de los trigueros y es que el gobierno de Baja California no tiene recursos económicos para solventar otros problemas, menos para aplicarlos en subsidios o apoyos.
Los trigueros no han atendido los múltiples llamados a la organización, siguen en manos de los habilitadores con los que firman contratos comprometiéndose a entregar su cosecha, pero sin establecer un precio fijo, o libre al alza.
Se quejan de trato leonino de los empresarios y lloran y gritan por la aplicación de recursos legales para garantizar el monto de los créditos no pagados, pero solo eso, mientras que en algunos patios de centros de acopio cada día crece el número de maquinaria agrícola recogida a quienes no pagaron.
Este y otros Sistemas o Consejos de Productores han sido utilizados por intereses políticos, no dudándose de beneficios directos a los participantes en reuniones con diputados y senadores, pero sin que estos lleguen a quienes esperan resultados en la parcela.
En fin, mientras no se organicen, los trigueros seguirán con la misma cantaleta de que el precio del grano no les alcanza para pagar ni los créditos, menos para obtener la utilidad que deberían de obtener para el bienestar de sus familias.
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