Por Rosa Chávez Cárdenas
Ciertos estados de la mente son muy peligrosos, si la persona está deprimida, angustiada, preocupada, con sentimientos de culpa y si es un pesimista crónico tienen el doble de probabilidades de contraer una enfermedad grave. Las hormonas del estrés y otros químicos del cerebro inundan el cuerpo y reducen la capacidad del sistema inmunitario. Las investigaciones derrumban las creencias del sistema biomédico newtoniano, materialista en el que todo es heredado o por contagio.
Cada célula del cuerpo tiene inteligencia, hasta las células del sistema inmunitario. Los pensamientos que tenemos excitan las células nerviosas lo cual genera campos eléctricos y magnéticos, estas funciones generan consumo de glucosa, circulación de la sangre y actividad por parte de los neurotransmisores (neuropéptidos). Los pensamientos son acontecimientos electromagnéticos físicos y concretos. Los grupos de células del estómago, los riñones, los intestinos, el corazón y el resto del cuerpo se envían mensajes entre sí. Los pensamientos de ira producen sustancias químicas y los pensamientos de alegría, amorosos producen endorfinas que nos dan felicidad, atención y bienestar. Los pacientes con espíritu de lucha que sufren enfermedades graves se recuperan. Por el contrario, los que se rinden, los que pierden la esperanza fallecen, lo vimos en la pandemia.
Lo que necesitamos son cambios en el estilo de vida, no fármacos, pero los médicos por su formación no aceptan tratamientos naturales, ni alternativos, son buenos para ordenar que un té de hierbas, la acupuntura, la Homeopatía no funcionan. La población está atrapada en el paradigma, en la cultura del menor esfuerzo y las curaciones rápidas, por eso se convierten en clientes cautivos y son los que enriquecen monetariamente a los médicos. Un ejemplo de tratamientos milagrosos en la actualidad, el CBD (aceite de mariguana) y las células madre, ahora resulta que hasta el champú del cabello las contiene.
Muchos pacientes inmersos en la cultura del menor esfuerzo no aceptan el cambio en el estilo de vida, beben bebidas azucaradas en lugar de agua natural, llevan a cabo una vida sedentaria, no se dan tiempo para hacer ejercicio o practicar un deporte y no conocen sus emociones, sienten incomodidad por un coraje y buscan algo externo para sentirse mejor, una pastilla (que compran en el mercado negro) alcohol, mariguana, un pericazo, en fin.
¿Quieres evitar una intervención quirúrgica? Una diabetes, cáncer, un problema renal en el que vas a necesitar diálisis, una amputación de miembros y acabar con tu patrimonio, no es complicado solo con un cambio de vida. Una dieta equilibrada con frutas y verduras, pensamientos optimistas, comunicación con su familia, amigos y buscar la manera de disfrutar la vida. Dejar la tecnología para el trabajo y lo necesario, que no sea el ladrón de nuestro tiempo.
Muchos pacientes acostumbrados a consumir pastillas quieren una curación rápida, acuden al médico y este se presta para atender el síntoma sin informarse de sus aflicciones: un duelo, una preocupación. Ahora para todo nos quieren vender vacunas, como la controvertida para el Covid, la Influenza, el Papiloma, un verdadero negocio supuestamente para evitar el cáncer. En esa deshumanización de la medicina médicos y pacientes son los que enriquecen a la Industria Farmacéutica.
No hay mejor médico que los pensamientos optimistas para disipar todos los males del cuerpo. Que tu medicina sea tu alimento. Tomemos en cuenta lo que dijo Benedetti “El futuro no es una página en blanco, es una fe de erratas”
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del Dolor y Dra. Rosa Chávez
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