La «contingencia de mercado» ha puesto a más del 70% de los productores nacionales de trigo, maíz y sorgo en la fila de la bancarrota
Por Alberto Vizcarra Ozuna *
No es difícil incurrir en el insulto, es lo que está más a la mano cuando se carece de argumentos; y los prejuicios ideológicos clasistas llevan con facilidad al presidente Andrés Manuel López Obrador en esa dirección. Se autoconstruye un mundo conformado a imagen y semejanza de sus creencias, pero cuando la realidad lo interrumpe y lo toma del cuello, él se enoja e insulta. El repertorio de descalificativos es el mismo, como el esquema en el que soporta sus denostaciones. No tiene dardos nuevos contra los fantasmas que obstruyen su transformación.
Su blanco más reciente de ataque, son los productores agrícolas ubicados en las principales regiones graneleras del país, las zonas de riego que soportan la producción de trigo, maíz y sorgo. Cultivos que desde la firma del TLCAN fueron empujados a cotizarse en los mercados internacionales, y que en el presente ciclo han sufrido una caída estrepitosa en sus precios, con un incremento exponencial en los costos.
Por más de dos meses los productores han reclamado la intervención del gobierno para que destine una bolsa emergente de recursos federales que pueda compensar la caída en los precios de dichos granos. Se han sostenido manifestaciones de productores de Baja California, Chihuahua, Tamaulipas, Sonora, Sinaloa, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Guanajuato, entre otros. Las acciones han sido diversas y con intensidades distintas. Todas las gestiones frente a las dependencias correspondientes han resultado infructuosas.
A finales del mes de mayo, grupos representativos de productores de Baja California, Chihuahua y Sinaloa, acudieron a un encuentro con productores del sur de Sonora. La cita fue frente a las instalaciones de la Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), al momento tomada por los productores de trigo del Valle del Yaqui. El encuentro derivó en un comunicado conjunto, difundido nacionalmente como El Acuerdo de Cajeme, en el que se le exige al gobierno de Andrés Manuel López Obrador que atienda la emergencia relacionada con la caída en los precios internacionales de maíz, trigo y sorgo, y deje de intentar lidiar con la dramática inflación de los precios de los alimentos, eliminando los aranceles a las importaciones, pues esto solo inunda el país con importaciones baratas de granos que realiza Cargill y otros carteles que amenazan con arruinar la producción nacional de alimentos. En el mismo acuerdo se le pide volver a una política de precios de garantía y emisión de crédito para el campo, respaldado por el gobierno, con el objetivo específico de duplicar la producción nacional de granos.
El Acuerdo de Cajeme recibió el respaldo de productores de 20 estados de la república. Y el martes 6 de junio, comisiones representativas de estas entidades, participaron en una conferencia de prensa frente a las puertas de Palacio Nacional. Después la Secretaria de Atención Ciudadana de la Presidencia, se encargaría de comunicarles a los productores que el Presidente no tenía tiempo para recibirlos. Ante los reclamos de los productores, la funcionaria colgó el teléfono.
Ya constituidos en el Frente Nacional por el Rescate del Campo Mexicano, y en respuesta al desdén presidencial, el martes 13 de junio, en forma concertada los productores realizaron manifestaciones en más de una decena de estados, que iban desde tomas de carreteras, instalaciones de dependencias federales, hasta el bloqueo del aeropuerto de la ciudad de Culiacán, Sinaloa, que por espacio de dos días suspendió los vuelos.
No hay tiempo para que el presidente los reciba, pero sí tiempo para que el presidente los insulte. Les ha dedicado varios espacios desde su conferencia mañanera, tratando de desacreditar sus demandas y la exigencia de que el gobierno intervenga ante la “contingencia de mercado” que ha puesto a más del setenta por ciento de los productores nacionales de trigo, maíz y sorgo en la fila de la bancarrota y las carteras vencidas. Los acusa de grupos manipulados por productores ricos, también de corruptos que quieren sabotear la transformación.
La cara dura que el presidente muestra contra los productores, se vuelve afable y dulce, cuando se abraza con los verdaderos “machuchones”, a quienes les abre las fronteras nacionales, quitándoles los aranceles y las restricciones sanitarias, para que inunden el mercado nacional en un acuerdo antiinflacionario que solo ha servido para que los corporativos hinchen sus abultadas carteras, incrementando en menos de ocho meses en 60 por ciento los precios de la canasta básica. Con esa protección gubernamental, tan solo el año pasado, el corporativo que controla a MASECA registró ganancias brutas de 3 mil 617 millones de dólares.
López Obrador, esconde la cartera cuando se trata de proteger la producción de granos básicos, y le ordena a los representantes de las dependencias relacionadas con el campo, que repitan el estribillo de “no hay dinero”. Pero ante la “contingencia financiera”, resultado de los incrementos constantes de las tasas de interés, impuestas por la Reserva Federal de los Estados Unidos –que han impactado en forma tremenda el aumento al servicio de la deuda pública de México-, pone inmediatamente la cartera sobre el escritorio y con mano ágil le firma un pagaré a los tenedores de la deuda por 326 mil millones de pesos, para cubrir el servicio de apenas el primer cuatrimestre del año, que el cierre del mismo superará los 900 mil millones de pesos, causándole restricciones severas al presupuesto nacioal.
Solicito y entreguista ante la “contingencia financiera”, pero clasista, bravucón y cicatero con los productores nacionales afectados por la “contingencia de mercado”.
*Publicado en https://aristeguinoticias.com/
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