Por Maricarmen Cortés
Desde la semana pasada, el presidente López Obrador ya reconoció que no hay en México un sustituto para el glifosato y se pronunció a favor de que se prorrogue la entrada en vigor de la prohibición para su importación, que estaba prevista para el 1o de abril en el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 13 de febrero de 2023 y que también prohíbe el uso de maíz transgénico para consumo humano.
Aunque lo ideal, para no generar incertidumbre jurídica es que se publique en el DOF una modificación al decreto, en opinión del titular del Consejo Nacional Agropecuario, Juan Cortina, no es necesario publicar la modificación por el reconocimiento de que no hay ni en México ni el mundo un fertilizante que sustituya al glifosato en su costo y eficiencia para combatir plagas que afectan la producción de granos y cereales.
López Obrador reconoció también que hay discrepancias en su gabinete, pero no movió un dedo en torno a la abierta rebelión del subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria, Víctor Suárez, quien junto con la titular de Conacyt se pronunció en conferencia de prensa en contra de prorrogar la prohibición a la importación del glifosato.
Pese a las declaraciones de López Obrador, Suárez publicó ayer en su cuenta de X un comunicado del firmado por el secretario de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca del estado de Veracruz, Evaristo Ramírez, firmado el viernes pasado, quien se pronunció porque no se postergue la importación de glifosato.
La duda es si otros secretarios de Agricultura seguirán el ejemplo del de Veracruz, en franco enfrentamiento no sólo con los titulares de Sader, Víctor Villalobos, y de Economía, Raquel Buenrostro, sino también del propio Ejecutivo. En mi opinión, publicar una modificación al decreto sí dará mayor certidumbre a los productores agropecuarios, porque es evidente que sigue y seguirá la rebelión en la granja.
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