Elegir desde el amor
Por Gladys Villalobos*
“A quien amas dale alas para volar, raíces para volver y motivos para quedarse” Dalai Lama, monje budista.
Transitamos lo que se conocer como “el mes del amor” y la celebración del 14 de febrero. Hay quien dice que es una estrategia comercial para reactivar la economía posterior a las festividades decembrinas. En realidad proviene del siglo III en Roma y la muerte de Valentín, sacerdote sentenciado a muerte por celebrar el matrimonio de jóvenes enamorados en secreto, desobedeciendo con ello la voluntad del emperador Claudio II.
A Esther Howland se le conoce como la precursora en la elaboración de tarjetas con dibujos y mensajes alusivos al amor en la década de 1840 en los Estados Unidos. Hoy día, se celebra el día del amor, día de los enamorados, día de la amistad, día de San Valentín y nombres similares, en muchos países alrededor del mundo.
¿De qué se trata el amor? Infinidad de definiciones podemos encontrar en el mundo virtual, si le preguntamos a las personas de nuestro entorno, si hacemos una encuesta masiva, cuantas y cual variadas respuestas tendríamos. Cada una de ellas resultado de nuestra historia, de nuestros valores, de nuestra cultura, de nuestras creencias. Todas valiosas, todas suman.
En el budismo son 4 los ejes del amor, de todo vínculo afectivo con todo ser humano, incluyendo contigo mismo: la alegría, esa que emana de estar contentos con nuestra elección, con la realidad que construimos de forma individual o con el otro ser humano y que ante ella sentimos entusiasmo y gozo. Segundo, la compasión, el compartir la pasión con el otro; representa una complicidad ante los sentimientos de ti mismo o del otro, la aceptación de limitaciones, estados vulnerables y abrazarte, abrazarlos con lealtad, respeto y empatía.
Tercero, el disfrute mutuo: gozar la existencia y compañía de la otra persona, otorgar tiempo y atención a lo que la otra persona siente, dice y hace. Estar verdaderamente presentes en cuerpo y mente.
Último, libertad, la base de todo. Para ser libres requerimos de un equilibrio interior. No podemos ofrecer nada que no exista ya en nosotros mismos. El equilibrio es tierra fértil para las emociones constructivas, positivas, luminosas. Desde el equilibrio amamos en libertad, por elección y deseamos que la otra persona también viva en equilibrio, crezca y elija desde el amor y no desde el miedo.
El amor es un sentimiento activo, un territorio para explorar, un camino que transitar, un puerto seguro a donde llegar.
“Lo Extraordinario de lo Cotidiano”, un espacio donde cada día es un motivo. A ti que me lees, valoro tu tiempo.
*Cachanilla de nacimiento, comunicóloga de profesión, amante del cuerpo por vocación. Crecí análoga, me convertí digital. Asesora en Comunicación, Redactora de Contenidos, Fotógrafa. Mi sitio: gladysvillalobos.wordpress.com/
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