Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Lo extraordinario de lo cotidiano…

Las palabras de mi afecto

Por Gladys Villalobos* 

Hay palabras mágicas, palabras clave, palabras llave que abren puertas y mundos desconocidos. Puede ser una palabra que nos guste sólo por su sonido, pero también puede ser que nos recuerde algo satisfactorio o que la hayamos escuchado en un momento oportuno ¿Cuál es tu palabra mágica? ¿Cuál es su historia? Esta es una hermosa tarea de “Talladora de Palabras” de DEMAC y estas mis palabras.

Orden es una palabra que ha estado presente en mi vida desde la infancia. Mi mamá le otorgaba muchos beneficios al orden y nos invitaba a aplicarlo en nuestra recámara, nuestro closet, nuestra mochila, a veces de forma amorosa y a veces a maternales gritos. Valoro su constante empeño por inculcarnos ese hábito. Con el tiempo el orden fue tomando otro matiz. Ya no se refería solo a lo material. El orden también aplicaba a mis pensamientos, mis decisiones, a la reflexión. 

Ordena tus ideas, fue una frase habitual en mi entorno familiar. Con el paso del tiempo entendí la intención de mi madre, consciente o no, buscaba que este hábito se viera reflejado de forma positiva en diferentes aspectos de nuestra vida. Hoy en día agradezco la presencia del “orden” en mi vida y puedo detectar esas áreas o asuntos pendientes que requieren ser ordenados. Me siento tranquila y en constante atención a mi orden interior. Entendí y he vivido la diferencia entre ordenar mi mente antes de actuar, hablar o decidir o no hacerlo. Los resultados son muy distintos.

Añoranza es una palabra cuyo significado me motiva y me lleva a la acción. Tengo varias traducciones para ella y en todas me gusta el resultado. Lo asoció a ir por aquello que algún día tuve, hice, viví, que me hizo feliz y me brindo satisfacción, sentido de vida. Aquello que un día viví y con el paso del tiempo descubrí que era la felicidad. Cuando la añoranza se hace presente y estoy abierta a ella, la consecuencia es una acción que me lleva a escuchar a mi corazón. Levantar el teléfono, hacer una llamada, una visita, un viaje en carro, tomar un avión. Lo necesario para acortar la distancia y atender la añoranza. También existe la añoranza de aquello que ya no se puede tener. Para mí, ese es un momento para conectar con la gratitud y la confianza de que la vida tiene un orden.

La palabra Libélula me resulta un regalo para mis sentidos. Me gusta como se ve escrita, como se ve en la vida real, como se escucha y como siento la gesticulación de mi boca cuando la pronuncio. Me gusta escribirla. Años atrás, en el desierto, frente al Mar de Cortés, una noche de agosto se postro en mi mano una libélula. Una escena digna para una novela de realismo mágico. Un momento de comunión entre ella y yo. Un momento bañado de fantasía.

¿Tú tienes palabras mágicas? “Lo Extraordinario de lo Cotidiano”, un espacio donde cada día es un motivo. A ti que me lees, valoro tu tiempo. 

*Cachanilla de nacimiento, comunicóloga de profesión, amante del cuerpo por vocación. Crecí análoga, me convertí digital. Asesora en Comunicación, Redactora de Contenidos, Fotógrafa.  Mi sitio: gladysvillalobos.wordpress.com/