Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Impera la corrupción en la 4T

  • Contrario al discurso de AMLO, las pruebas lo desmienten 
  • INEGI habla de su impacto entre personas
  • Empresas pagan millonadas para vivir
  • La Federación, cohechos políticos y económicos
  • Tren interoceánico, viaje de pasajeros 
  • Será gran atractivo turístico 
  • Avances substanciales en su construcción.

Por Víctor Sánchez Baños

La democracia tiene que nacer de nuevo cada generación, y la educación es su comadrona.

John Dewey (1859-1952) Filósofo estadounidense.

Una mentira repetida mil veces busca convertirse en verdad. Esa es la estrategia de los gobernantes de la Cuarta Transformación. 

El tema central, es la bandera propagandística de la campaña de Andrés Manuel López Obrador: asegurar que acabaría con la corrupción, durante su gobierno.

Frases como que la casa se limpia de arriba para abajo y otros lugares comunes, convenció a cientos de miles de mexicanos, quizá millones, que estaban hartos de ver como se enriquecen los políticos a costillas del pueblo.

Pero ese hartazgo no es privativo de quienes votaron por Morena, sino de todos los mexicanos. Nadie justifica que la clase política gane millonadas, mientras el resto del pueblo esté sumido en la pobreza e, incluso, en la miseria.

El INEGI dio a conocer la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental, que se refiere al impacto de la corrupción en actividades de particulares con entes de gobierno en los tres niveles: federal, estatal y municipal.

Ojo, sin investigar la extorsión gubernamental que son objeto las empresas en México, ya que los datos no son claros, ni mucho menos, son fácilmente documentados, ya que ello implicaría responsabilidades penales también para los directivos empresariales.

En 2019, 15.7% de las personas adultas que tuvieron contacto con servidores públicos fueron víctimas de corrupción. En ese mismo año 6 154 servidoras y servidores públicos fueron sancionados: 44.6% estaban adscritos a instituciones de la administración pública federal y 55.4% a las administraciones públicas estatales. Además, en ese año ya en el gobierno de AMLO, el 5.1% de las empresas tuvieron experiencia directa de actos de corrupción en 2020.

Sin embargo, ahora el INEGI no habla del impacto de la corrupción en las empresas. Sabemos que hay una encuesta que se realizó en ese instituto, pero que no lo divulgó públicamente.

El instituto que tiene su sede en Aguascalientes, ve que la percepción de corrupción, además de la victimización y la incidencia, sigue siendo muy elevada, ya que nueve de cada 10 personas, en México, la percibe como frecuente o muy frecuente, toda vez que los actos de corrupción le costaron a los mexicanos poco más de 9 mil 500 millones de pesos.

El 86.3% de la población consideró frecuentes los actos de corrupción en las instituciones de gobierno, mientras que 14.7 por ciento de la población que realizó trámites, pagos, solicitudes de servicios, o bien, tuvo contacto con algún servidor público, experimentó actos de corrupción.

La línea discursiva de López Obrador, se enfocó en la corrupción. Acusó a los fifis, a los neoliberales, a los empresarios y todos aquellos que no simpatizan con su gobierno.

Sin embargo, ese fenómeno, endémico en todas las sociedades, tiene un campo fértil en México, donde los políticos y los entes de gobierno obtienen carretonadas de dinero. Funcionarios públicos, así como diputados locales y federales, así como gobernantes, de la noche a la mañana se convierten en ultra millonarios.

Por ello, repetimos la pregunta a nuestros lectores: ¿conocen a algún hijo, nieto o bisnieto de un expresidente de la República que sea pobre? Se convierten automáticamente en la aristocracia intocable. Una especie de monarquía, donde la herencia que reciben hace palidecer a los reyes europeos.

La corrupción debe ser erradicada. De arriba abajo; de abajo a arriba; de los lados. En fin, de todos lados. Si bien es imposible aniquilarla por completo, es factible lograr disminuirla a niveles de control político, económico, social y judicial.

Pero, la corrupción no se combate con discursos. Se combate con la aplicación de las leyes.

*Publicado en la revista tabloiderevista.com y tomado del portal de Fapermex