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Editorial…

En tierra de ciegos, el tuerto es rey

Como ha sido su costumbre, desde antes de crear y asumir la titularidad de la Secretaría del Campo y Seguridad Alimentaria, el economista y exganadero sonorense, Héctor Haros Encinas, abrió su ronco pecho, ante el Subcomité Sectorial de Desarrollo Rural del Comité de Planeación para el Desarrollo del Estado (COPLADE), para presumir “los avances logrados durante la presente administración en cuanto a temas agropecuarios”.  

Habló de incrementar la producción y productividad, “mediante la capitalización en infraestructura y equipamiento, la integración de cadenas de valor, el fortalecimiento de la sanidad e inocuidad, la reactivación financiera y la reconversión productiva”.   

Destacó “la Cruzada Estatal para la Promoción de Huertos y Granjas Familiares, cultivos urbanos y nuevas técnicas para la seguridad alimentaria del Estado, obras para la retención de agua de lluvia y reducir la explotación de los mantos acuíferos por el sistema de bombeo”.   

Haros Encinas dijo: “Se puso en funcionamiento el Centro de Capacitación, Investigación e Innovación Agropecuaria y Agroalimentaria (CCIIAA), con el cual se busca promover el desarrollo empresarial y tecnológico de los productores agroalimentarios”, pero omitió decir que la obra civil identificada como “elefante blanco” fue heredada de la administración de Kiko Vega.  

Destaco que, “la sanidad agrícola y pecuaria el cual es un factor estratégico para impulsar la competitividad de los bienes agropecuarios en el mercado global, que demanda productos sanos, de calidad e inocuos, en la SCSA se destinaron 62.1 millones de pesos en coordinación con la Federación para mantener e incrementar los estatus fitozoosanitarios de Baja California.  

Ah, pero don Héctor lo les dijo, a los integrantes de COPLADE, que, a pesar de esa inversión no fue capaz de conservar el estatus fitosanitario y que el USDA -Departamento de Agricultura de los Estados Unidos- retiro a Baja California el reconocimiento de zona limpia, para exportar ganado a ese país.  

Tampoco les menciono el fracaso en su intento de capitalizar a la Unión Ganadera Regional, presidida por Gustavo Rodríguez Cabrales, con dinero del FOGABAC, en donde acumula adeudos, al igual que una serie de productores a los que han protegido, sin importar los fracasos económicos como en la empresa Cachanilla, con su centro de acopio.  

De los “Huertos y Granjas Familiares, cultivos urbanos”, nadie sabe dónde están, porque se desconoce a los beneficiarios, mientras que el universo de los productores que asegura sacaron de cartera vencida, no coincide con la opinión de los agricultores. 

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