“Las contradicciones de la bancada de Morena, la actual y la anterior, obedecen, evidentemente, a caprichos del Gobernador Jaime Bonilla”
Adela Navarro Bello
SINEMBARGO
Parece un mal chiste, pero no lo es. También podría pensarse que es una broma, que es el colmo, y nada de eso, es verdad. Los diputados de Morena en Baja California –que sobra decirlo, pero ahí les va: no dan paso sin que sea una línea o una autorización directa de parte del Gobernador, Jaime Bonilla Valdez– han presentado una iniciativa para reformar de nueva cuenta la Constitución Política del Estado, para que el periodo del Gobernador que será electo en el año 2021, sea de tres y no de seis años como está escrito actualmente.
La iniciativa presentada por la legisladora Montserrat Caballero propone agregar al Artículo 44 de la Constitución Política de Baja California, el mismo que determina que el Gobernador será electo cada seis años, que “la jornada electoral para elegir Gobernador del Estado, se llevará a cabo el mismo día que la elección de Presidente de la República”.
Y en los transitorios pretenden adicionar:
“Por única ocasión la próxima elección de Gobernador se realizará en periodo distinto al de la Elección de Presidente de la República, y el Gobernador electo en dicha elección deberá iniciar funciones el primero de noviembre del año dos mil veintiuno, por lo que durará en su encargo hasta el treinta y uno de octubre del año dos mil veinticuatro”.
Sí, los mismos legisladores que “pagaron” una encuesta patito para demostrar que la población bajacaliforniana “estaba de acuerdo” en la extensión de mandato a cinco años de Jaime Bonilla, so pretexto de “mantener un proyecto de cinco años de Gobierno”, ahora quieren reducirlo.
Las contradicciones de la bancada de Morena, la actual y la anterior, obedecen, evidentemente, a caprichos del Gobernador Jaime Bonilla, primero para quedarse cinco años en la administración del Estado y no dos como había sido electo, y ahora para que la elección de Gobernador de Baja California se empate con la elección de Presidente de la República en el año 2024.
Vamos, que cuando en la anterior Legislatura el Diputado de Morena, Víctor Morán, presentó en julio de 2019 la iniciativa para cambiar el periodo de mandato de Gobernador de dos a cinco años cuando éste ya había sido electo en junio de 2019, una de sus justificaciones fue, “el alto costo que representa celebrar un proceso electoral en dos años, cuando acababa de celebrarse otro en junio pasado”. Hoy día el costo de una elección estatal ya no es problema para los de Morena, pues proponen acortar de nueva cuenta el periodo de un Gobernador, con lo que Baja California tendría elecciones para mandatario estatal en 2019, en 2021 y en 2024. Sin sentido, ¿no?
La Diputada que ahora propone disminuir el periodo del próximo Gobernador de Baja California, Montserrat Caballero, fue de las que aprobaron y participaron activamente en la realización de una “consulta popular” para convalidar la inconstitucionalidad de haber ampliado el mandato a cinco años. Uno de los argumentos de los morenistas fue precisamente que dos años de Gobierno no eran suficientes, y el plan del Gobernador Bonilla estaba construido para cinco años de periodo. Pero eso tampoco importa ahora, pues están planeando reducir de seis a tres años el siguiente periodo. Ilógico, ¿no?
Ahora a la bancada de Morena, pues la iniciativa presentada por Caballero el 1 de junio de 2020 es “a nombre de la fracción de Morena en el Congreso del Estado de Baja California” ya no le interesa ni ahorrar en elecciones, como tampoco desestiman un periodo menor a seis años para una administración estatal, y de ahí que justifican: “en Baja California se ha querido hacer un esfuerzo para que la jornada electoral en la que se elige al Gobernador del Estado, se lleve a cabo el mismo día que se vota nacionalmente al Presidente de la República”, lo cual es impreciso, pues a partir de 2007 cuando se aprobó la reforma federal para empatar las elecciones estatales con las federales, lo que se analizó en Baja California y se consensuó, fue hacerlas concurrir, sí, pero con las federales intermedias para que cuando se eligiera al Gobernador del estado, éste fuese el cargo más sobresaliente del proceso electoral y el que tuviese la concentración del electorado.
Se consideró en 2014 cuando se reformó la Constitución de Baja California para que en el 2019 y “por única vez” se eligiera Gobernador por dos años para concurrir el proceso estatal con el federal intermedio, que esto daría independencia al proceso estatal, especialmente ponderaron que si elegían Gobernador y Presidente de la República el mismo día, un candidato carismático, como de hecho sucedió en 2018 en la figura del Presidente Andrés Manuel López Obrador, eso podría arrastrar al electorado a votar en todas las boletas por un mismo partido.
Los diputados de Morena en Baja California piensan que “es particularmente importante este proceso (empatar elecciones en el 2024) cuando el empuje y los recursos, tanto del Gobierno federal como el del Estado, puedan iniciar al mismo tiempo y, con ello, aprovechar esa fuerza inicial que caracteriza a las administraciones”.
Esta premisa es subjetiva. En México para que un Gobernador sea exitoso en la administración de recursos y proyectos federales, no necesariamente tiene que ver con el que inicie Gobierno al mismo tiempo que el federal, de hecho, para que así sea, intervienen factores más ligados a lo personal que a lo institucionalidad, como que Gobernador y Presidente sean del mismo partido, por ejemplo. Son célebres los conflictos administrativos entre gobernadores que fueron de un partido distinto al del Presidente de la República con el cual coincidieron, el caso más reciente es el de Javier Corral Jurado, panista que vio sus recursos disminuidos en la administración federal priista que encabezó Enrique Peña Nieto. O al inicio de la transición política en México, aquellos desacuerdos fiscales entre el primer Gobernador de la oposición en el país, Ernesto Ruffo Appel del PAN en Baja California, y el equipo priista del entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari.
Otro punto es que la reforma del 2007 no determinó que todos los estados deberían empatar sus procesos locales con la elección de Presidente de la República y reinventarse cada seis años de manera absoluta, solo asentaron, para efectivamente ahorrar recursos y no someter al electorado a proceso de selección cada dos años, que las elecciones a Gobernador concurrieran con las federales, pudiendo ser estas las intermedias o las presidenciales.
En estas condiciones la “lógica” de Morena de que será más eficiente y vigoroso un Gobierno que inicie funciones a la par de la administración federal, no tiene ni pies ni mucho menos cabeza. Al 2018, cuando el Presidente López Obrador fue electo, únicamente nueve estados habían empatado sus procesos con el presidencial: Ciudad de México, Morelos, Guanajuato, Jalisco, Puebla, Chiapas, Yucatán, Tabasco, Veracruz. En cuatro de nueve de esas gubernaturas ganó la oposición a Morena, el PAN en Guanajuato, Yucatán y Puebla (en este caso falleció la Gobernadora Martha Ericka Alonso en un accidente de helicóptero y ese estado está hoy día en manos de Morena en la persona de Miguel Barbosa), y Movimiento Ciudadano en Jalisco. Y a pesar de haber iniciado a la par del Gobierno federal, son conocidos los enfrentamientos políticos y económicos que sostienen entre el Gobierno de la República y el del jalisciense Enrique Alfaro, por ejemplo.
Además, no todos los Estados harán concurrir sus elecciones locales con las federales presidenciales. Efectivamente, Baja California no es la única entidad que ha empatado su elección a Gobernador con la intermedia federal. En 2021 se renovarán 15 gubernaturas: Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Tlaxcala y Zacatecas.
En este contexto, y habiendo deliberado la Suprema Corte de Justicia de la Nación el 11 de mayo de 2020 que la Ley Bonilla es inconstitucional, y por lo tanto, por “única ocasión” en 2019 se eligió –como estaba asentado en la Constitución de Baja California- un Gobernador para un periodo de dos años, resulta evidente que la nueva ocurrencia de Morena es producto de ese fallo, pues ya no ponderan los argumentos que utilizaron para tratar de imponer un Gobierno de cinco años, ahorrar recursos en proceso electorales, y prolongar un mandato para tener una administración eficiente.
Todo suena a un capricho más de Jaime Bonilla, quien no logró quedarse cinco años, y ahora busca que el siguiente Gobernador no goce de los seis años que le otorga la Constitución, sino de tres, con el pretexto de empatar con las elecciones presidenciales.
Esto no es una broma pesada, desafortunadamente no lo es, en Baja California pasamos de la #LeyBonilla a la #LeyVenganza, y por supuesto que la votarán a favor dado que Morena tiene la mayoría absoluta en el Congreso del Estado y gobierna los cinco municipios. Y ahí iremos otra vez a las controversias, las mañas en un estado que todavía espera un Gobernador que comprenda a cabalidad cuál es su función.
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