Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Reflexiones Libertarias

Institución de la Mediocridad en México

Por Ricardo Valenzuela

En días pasados una vez más me sumía en uno de mis pugilísticos enfrentamientos políticos con un paisano y, como siempre, el tema era el chamuco llamado Trump. Ahora mi rival era un hombre maduro, educado, profesional, pero hirviendo en rabia arremetía contra el presidente de EU con todo tipo de insultos, para luego agresivamente reclamarme porque, según él, soy de la caponera de Trump, algo inentendible para él como para mí era indescifrable su explosión enfermiza con matices de riña personal, contra el hombre más odiado de la historia de México superando al vende patrias, Antonio Lopez de Santana.

 Yo señalaba un Obama que tanto daño causó a EU arropándolo con su red de socialismo, sus ligas con marxistas y con el islam terrorista, su desprecio por el estado de derecho, quien entregara el partido demócrata al marxismo, el comprobado líder del grupo de rufianes que trató de aniquilar al candidato Trump. Después arremetía contra el ahora presidente utilizando todas las armas en el arsenal de esa concentración de mafiosos tratando de removerlo. Sin embargo, en México se le considera un gran estadista admirado y venerado por todo mundo, hacen comparaciones en las que ellos declaran la superioridad de Obama sobre Trump. Algo que por más que lo analizo no lo puedo entender.

 Atacaba entonces mis ideas liberales llevadas, según él, a extremos peligrosos acusándome de que, si estuviera a mi alcance, procedería a desaparecer el gobierno para arribar a un mundo de anarquismo. Lo rebatía señalando su ignorante afirmación puesto que siempre he reconocido la necesidad de un gobierno, pero con una sola responsabilidad: Proteger los derechos individuales sin escalar a la fabricación del monstruo de mil cabezas que tenemos asumiendo responsabilidades que no le corresponden: educador, curandero, prestamista, casero, promotor de felicidad y, en especial, como rector de la economía que siempre la mantienen quebrada.

Mi retador molesto me califica como insensible al proponer tal crueldad abandonando al pueblo a su suerte. Me inquiere. Toda esa gente sin apoyos como el Seguro Social, sin educación gratuita, sin alguien velando por su salud, sin apoyos para vivienda, sin precios controlados, sin la bendición del salario mínimo, sin apoyos de bancos estatales de promoción, apoyos para el campo, sin energía y combustibles baratos, sin alguien que regule y controle el comportamiento de la moneda, sin el milagro de la Ley Federal del Trabajo

¿Qué harían ante tal abandono?

Sin vacilar le respondo; finalmente respirar el aire de la libertad sin las cadenas del estado que los han tenido empalmados como becerros cuando los van a herrar. Y no se trata de abandonar a nadie. Y ahora pregunto ¿Cómo estaríamos sin un gobierno destructor como el que siempre hemos tenido? Un gobierno que nos ha endeudado sin compasión. Con sus devaluaciones ha destruido el patrimonio de todos. Un gobierno que ha desaparecido los fondos del Seguro Social, del Infonavit, fondos de pensiones oficiales y nadie sabe a dónde fueron a estacionarse. Un gobierno que, en opinión de verdaderos expertos, en los últimos 70 años ha expoliado del país $10 trillones de dólares. Un gobierno que con sus proyectos fracasados como la siderúrgica Lázaro Cárdenas y ahora el aeropuerto del Peje, ha perdido cientos de billones de dólares con cargo a la gente.

 Paso a hacerle invitación. Te invito a imaginar un país con un gobierno como el de Singapur. Autócrata, pero honrado, efectivo, con mano de hierro contra la delincuencia a quienes, a diferencia de México, los persiguen, los encuentran, son juzgados para aplicarles castigos hasta pena de muerte para delitos tan graves como desfalcar al estado. En los años 70 Singapur era el burdel del oriente, pero México iba arriba y adelante, lo dos reportaban ingresos per cápita similares de $800 anuales, pero hoy día el de México se ubica en $9,000 mientras que el de Singapur es casi diez veces mayor, se ha convertido en un centro de tecnología y finanzas de importancia mundial. ¿Cómo? En el Índice de Libertad Económica Mundial Singapur ocupa el segundo lugar después de Hong Kong, mientras México se atornilla en el #69 por debajo de Tailandia, Perú, Azerbaiyán, Botsuana.

En un mundo en el cual la deuda de la admirada China se ubica en 250% de su PIB y su endeudamiento ha llegado $27 trillones. El de Japón se estaciona en 260% de su PIB. La deuda global se aproxima a $1000 trillones. El mago de las finanzas mundiales, el FED, reporta cash de $60 billones con una deuda de $20 trillones. Al arribar Trump a la Casa Blanca se le informaba de un faltante en fondos de pensiones públicas ubicado en $3.9 trillones, y otro similar en el departamento de defensa, el gobierno que asumía estaba a punto de la bancarrota. Es decir, la 4T del Peje no navega precisamente en aguas tranquilas y no es solo cosa de “me canso ganso”.

Pero soñemos que México, al igual que Singapur, hubiera iniciado esa ruta de libertad, responsabilidad individual, orden, estado de derecho. Estoy seguro qué ese Trillón de dólares esfumado sin consecuencias, jamás hubiera desaparecido. Y con un trillón de dólares circulando en mercados privados, la educación sería de calidad, servicios de salud igual, vivienda digna, apoyos financieros, energía barata, pero todo totalmente privado y en competencia operando para una sociedad con ingreso per cápita de $70,000, consumiendo, ahorrando, invirtiendo. No tendríamos una deuda que amenaza el futuro. Se habrían creado mercados financieros y de capital para apuntalar el desarrollo. Tendríamos un Silicon Valley en Cuatro Ciénegas, Coahuila, Las Vegas en el desierto de Altar, Sonora.

 Para lo único que necesitamos gobierno es para la protección de la sociedad y sus derechos individuales (vida, libertad, propiedad). Un gobierno que asegure el cumplimiento de los contratos, la sociedad tenga armonía y paz. Al inicio del siglo 20 EU no tenía el asalto del impuesto sobre ingresos, tampoco educación pública obligatoria, tampoco servicios estatales de salud. No existía el Estado de Bienestar, ni banco central y sus cadenas opresoras. No había pobreza y el pueblo era generoso acudiendo a la ayuda de quienes la necesitaban, pero a través de organizaciones privadas de caridad.

 Entonces, acongojados acudiendo a un “hubiera” sin lamentos estériles, trataremos de usarlo positivamente. Si hubiéramos seguido la ruta de Singapur en estos momentos tendríamos un país rico, prospero, justo, educado, ordenado. No estuviéramos exportando millones de miserables que fabricamos para luego enviarlos en busca de pastos más verdes, y el envío sea correspondido con una fuente de dólares acudiendo para ubicarse como la segunda actividad que los produce.

No tendríamos un orate jugando a ser presidente y, tal vez, al timón de nuestra nave un conductor visionario y efectivo como Lee Kwan Yeu, educado en Cambridge, arquitecto de Singapur quien, al morir, pasaba la batuta a su hijo Lee Hsien Loong también educado en Cambridge como economista, una maestría en Administración Pública en la Escuela de Gobierno John F Kennedy de Harvard. Ambos personajes con esa atractiva mezcla de buenos tiranos, militares, honrados y constructores muy efectivos.

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Los grandes hombres son como las águilas. Construyen sus nidos en una majestuosa Soledad. Porque un alto grado de intelecto tiende a convertir al hombre en un ser antisocial.

    Arthur Schopenhauer

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