Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Editorial…

A contracorriente

Sin antecedentes conocidos, de activa participación, dentro de la estructura del Partido Revolucionario Institucional, Enrique Ochoa Reza, llegó a la presidencia de ese organismo.
Para unos, eso poco importa, porque su nominación representa la voluntad del primer priista de México, el presidente Enrique Peña Nieto.
Una buena parte de quienes han ocupado cargos de elección, o administrativos al amparo de su militancia en el Revolucionario, bien podrán no estar de acuerdo con el desconocido, pero lo soportan y hasta lo alaban.
Otros que han hecho de una supuesta militancia en el Revolucionario para mantener privilegios económicos alcanzados a su amparo, han llegado a establecer cacicazgos en los organismos que forman los tres pilares de ese partido, erigiéndose como líderes, sin serlo.
Las cabezas nacionales de lo que siguen considerando los tres pilares del Revolucionario, al conocer la renuncia de Ochoa Reza a la dirección de la Comisión Federal de Electricidad, para buscar la dirigencia del PRI, de inmediato se disciplinaron y dieron su venia.
No la necesitaba. Ya tenía el voto principal para convencer al Consejo Político.
Tras la histórica derrota del partido del presidente de la república, la principal tarea del nuevo dirigente será cerrar las heridas sufridas en las pasadas elecciones, con la perdida de siete de 12 gubernaturas además enclaves vitales donde no se había dado la alternancia.
Los escándalos de corrupción de los gobernadores priistas, la inseguridad, la impunidad y la incapacidad para resolver el conflicto magisterial que amenaza con extenderse a todo el país, contribuyeron al fracaso electoral del PRI.
Luego del anuncio oficial sobre la elevación de las tarifas eléctricas, Ochoa Reza renuncia a la dirección de la Comisión Federal de Electricidad para irse a la presidencia del PRI para enfrentar la elección del 2017, donde el Estado de México, bastión priista por excelencia, está en juego y cuenta con el mayor padrón electoral.
Con la Ciudad de México en manos de la izquierda desde 1997, y Veracruz, en manos del panista Miguel Ángel Yunes, el Estado de México es la última gran reserva de votos del priismo, que no puede darse el lujo de perder, si quiere ser competitivo en 2018.
La llegada de Ochoa a la presidencia priista, es la mejor señal de que Peña Nieto será quien maneje los tiempos electorales para el candidato presidencial.

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