Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Libertad de Expresión, un pilar de la democracia cada vez más débil

Por Dianeth Pérez Arreola

Hoy 7 de junio se conmemora en México el Día de la Libertad de Expresión, establecido en 1951 para reconocer el derecho fundamental de todas las personas a expresar libremente sus ideas, opiniones e información, así como el papel esencial de los medios de comunicación en una sociedad democrática.

México sigue siendo uno de los países más letales del mundo para periodistas, fuera de contextos de guerra, pues organizaciones como Reporteros Sin Fronteras (RSF) y Artículo 19, llevan un registro de agresiones, amenazas, desapariciones y asesinatos de periodistas.

La libertad de expresión está consagrada en el Artículo 6° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y es considerada un pilar de la vida democrática, pero la situación de la prensa es preocupante: Según Artículo 19, en 2024 se registraron más de 500 agresiones contra periodistas y medios de comunicación; desde el año 2000 a la fecha, se han documentado más de 160 asesinatos de periodistas; y la impunidad en estos casos es de más de 90 por ciento.

Desde que Morena asumió el poder en 2018 con la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, distintos sectores han señalado una serie de acciones y discursos del gobierno que han contribuido a un ambiente adverso para la libertad de expresión y para el ejercicio del periodismo en México.

Estos factores son la estigmatización constante del periodismo crítico, el uso del poder del estado para desacreditar, el control de la publicidad oficial que sigue siendo discrecional y con sesgo político, y el uso de tecnologías de espionaje y vigilancia.

Casi la mitad de las agresiones contra la prensa, de acuerdo con Artículo 19, son autoridades de los tres niveles de gobierno, miembros grupos delictivos, empresarios o actores privados con poder local; y actores digitales con y sin trasfondo político.

La prensa libre tiene un difícil panorama, pues se enfrenta a una asfixia económica, a la violencia y la autocensura, a la criminalización del oficio, a la estigmatización desde el poder, a ataques digitales y campañas de desprestigio, y a la impunidad cuando hay agresiones.

Este día también sirve para recordar que la libertad de expresión no solo es un derecho de los medios y periodistas, sino de toda la ciudadanía, e implica tanto la libertad para decir como el derecho a estar informados.


“La libertad de expresión no se pide, se ejerce”

Por Francisco Zarco

Buenos días, colegas de los medios de comunicación.

Como todos los años venimos hoy 7 de junio a rendir honor a quien como periodista, como político y como ciudadano. Francisco Zarco Mateos nos dejó el legado de salvaguardar el inviolable derecho de la libertad de expresión que tenemos todos los mexicanos.

Ejercer el oficio mas bello del mundo, como lo describió Gabriel García Márquez, es una gran aventura, brinda mucha satisfacción, pero sobre todo ayuda a establecer un estrecho contacto con la vida.

Sin embargo, en la carrera en que andamos los periodistas, no se puede perder de vista la obligada reflexión sobre la enorme responsabilidad que tenemos.

Cuando nos referimos a la libertad de expresión, en automático ubicamos la relación entre gobierno y periodistas. Por lo general se escucha el reclamo de los comunicadores ante la limitada apertura de las áreas gubernamentales de tal forma que, en ocasiones, surge el clamor de que no existe la libertad de expresión.

Hoy, esta mañana queremos reflexionar con ustedes, una expresión inédita ocurrida hace unos cuantos días, de una sociedad dolida, enfadada, harta de las fallas y soberbia de quienes ostentan el poder en Baja California.

En la primavera de 2025, el sábado 17 de mayo para ser más exactos, los vientos de cambio soplaron benignos en Baja California, pero principalmente en Mexicali, cuando sin más convocatoria que una simple idea de protestar haciendo algo diferente, maduró en pocas horas y miles de cachanillas decidieron concentrarse a exigir un mejor gobierno de una manera muy singular: tomaron sus asadores, se instalaron en la explanada de centro de gobierno y así, entre el humo de la carne asada y música de “taka-taka” protestaron contra lo que consideraron una insuficiente tarea gubernamental.

Un acto sin precedente, sin intromisión de partidos políticos, ni grupos de poder y con un solo objetivo: ejercer a plenitud el derecho a la libertad de expresión que tenemos todos los mexicanos.

Los artículos 6 y 7 de la Constitución Mexicana señalan que todas las personas tenemos derecho a la libertad de pensamiento y de expresión, lo que significa ser libres para buscar, recibir y difundir ideas, opiniones e informaciones por cualquier medio, por lo que nadie tiene el derecho de prohibir o limitar esa libertad.

Esa tarde de sábado, se ejerció un derecho y todos lo respetaron, pero no como una concesión gratuita por parte del régimen, sino por el reconocimiento del hartazgo que se hizo clamor esa tarde cuyo colofón fue un coro que cimbró los edificios: ¡FUERA MARINA! En clara referencia a la Gobernadora del Estado.

Tampoco hubo reprimenda, acoso, o agresión por parte del gobierno estatal. La mayoría de los medios que brindamos cobertura a la singular manifestación, lo hicimos sin obstáculo alguno. Algunos prefirieron la autocensura, lo cual también, es considerado como un derecho.

La conclusión de este capítulo es reconocer que en Mexicali si existe y se ejerció la libertad de expresión desde una comunidad harta de inseguridad, de impunidad y gritándole públicamente a los funcionarios: 

Gobernar es cosa seria.


 7 de junio – Día de la Libertad de Expresión 

La historia del periodismo en nuestro país se remonta a 1541 con la fundación de la Gaceta de México, considerado el primer periódico impreso en la entonces Nueva España. Desde esa fecha, el periodismo ha acompañado las transformaciones más profundas de la nación: desde el movimiento independentista, la Reforma liberal, la Revolución Mexicana, hasta la actual llamada Cuarta Transformación de la vida pública. 

A lo largo de este devenir histórico, el periodismo y quienes lo ejercen han sido testigos y cronistas del país y del mundo, documentando —con el ideal de objetividad y veracidad— los cambios sociales, políticos y culturales de México. Han sido defensores del derecho a saber, aun cuando ejercer esta labor ha puesto en riesgo su integridad física, su estabilidad familiar y su patrimonio. 

A pesar de que la libertad de expresión y de prensa está consagrada en los artículos 6 y 7 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, su ejercicio no siempre ha sido garantizado ni respetado. 

Con el objetivo de reconocer a la prensa como un pilar fundamental de la democracia, el gremio periodístico junto con el gobierno del presidente Miguel Alemán Valdés, instauraron oficialmente -en 1951- el 7 de junio como el Día de la Libertad de Expresión en México, 

Pero en esta fecha, más allá del reconocimiento, es necesario hacer una reflexión crítica sobre el estado del periodismo en el país, una profesión que ha oscilado entre la gloria y la adversidad, una profesión que sigue siendo una herramienta clave para la transformación social y la rendición de cuentas. 

El periodismo mexicano reconoce en Francisco Zarco -quien en 1851 se iniciara a los 21 años de edad en el oficio-, un mártir que enfrentó censura, persecución y represión, como muchos más por ello: 

El gremio periodístico organizado —conformado por la Federación de Asociaciones de Periodistas de México (FAPERMEX), el Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo (CONALIPE) y la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP-México)— ha declarado con firmeza: 

Con motivo del Día de la Libertad de Expresión, no tenemos nada que celebrar. De 1983 a la fecha, 400 periodistas han sido asesinados y 28 se encuentran desaparecidos en nuestro país. 

México ocupa el tercer lugar a nivel mundial como uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. 

Exigimos justicia y demandamos que las autoridades implementen mecanismos eficaces de protección para garantizar a toda la sociedad su derecho inalienable a una información veraz, libre y oportuna. 

Datos que no deben olvidarse 

En 2024, México fue el país más letal de América Latina para periodistas, con cinco asesinatos, tres más que en 2023, según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ). 

México figura entre los 10 países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, junto con Sudán, Pakistán, Siria e Irak. 

También se encuentra entre los 10 países con mayores niveles de impunidad, donde los crímenes contra periodistas rara vez se investigan o castigan. 

Durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, se documentaron 3,480 agresiones contra periodistas, un aumento del 62% respecto al gobierno anterior, de acuerdo con la organización Artículo 19. 

Entre 2018 y junio de 2024, se registraron: ? 46 periodistas asesinados 

 4 periodistas desaparecidos 

34 atentados fallidos contra la vida de periodistas 

Desde 2006, año en que comenzó la llamada “guerra contra el narcotráfico”, se han contabilizado 148 periodistas asesinados. Solo en 2021, se reportaron nueve homicidios, según la Federación Internacional de Periodistas (FIP). 

“Los periodistas y trabajadores de los medios de comunicación son asesinados con mayor frecuencia por denunciar la corrupción, el crimen y el abuso de poder en sus comunidades”, señala la FIP. 

La libertad de expresión no es un privilegio, es un derecho humano fundamental. Y defenderla —en un país como México, donde hacerlo puede costar la vida— es un acto de profundo valor y compromiso democrático.