Las estadounidenses están buscando ayuda para abortar en el país vecino, señal de las políticas cambiantes en las dos naciones respecto al procedimiento.
Por Zolan Kanno-Youngs y Edyra Espriella
Segunda y ultima parte
Si bien la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por su sigla en inglés) dijo que los fármacos abortivos se pueden entregar por correo, varios estados prohibieron este método de envío o exigen que los proveedores los entreguen en persona.
Carol Tobias, presidenta del Comité Nacional por el Derecho a la Vida, uno de los grupos antiaborto más grandes de Estados Unidos, dijo que no le sorprendía que las mujeres viajaran a México para abortar. Históricamente, los estadounidenses han cruzado la frontera para realizar diversos procedimientos, dijo.
Pero pidió una vigilancia más estricta en Estados Unidos para evitar que las personas entreguen píldoras abortivas por correo con facilidad. “Creo que es muy triste que a las mujeres les digan que la píldora abortiva es una forma fácil y segura de salir de una situación difícil”, dijo Tobias. “Es mucho más complicado que eso”.
No existen datos confiables sobre el aborto en México a nivel nacional, según expertos en salud pública. Las activistas por el derecho al aborto dicen que están enviando medicamentos principalmente al norte para ayudar a las estadounidenses, más que brindar acceso en el propio México.
Luisa García, directora de las clínicas de Profem en Tijuana y Ciudad de México, dijo que normalmente solo veía a una paciente al mes que cruzaba la frontera hacia México, donde las clínicas ofrecen servicios de aborto a un precio más bajo que en Estados Unidos. Pero este año recibió al menos 80 llamadas de números estadounidenses solicitando una cita.
La situación era difícil de creer para García, dijo, pues Estados Unidos solía tener libertad y apertura respecto al aborto. Pero ahora, comentó, con los fallos de la corte las mujeres deben encontrar una forma de reubicar sus derechos sexuales y reproductivos.
arcía dijo que las estadounidenses ocasionalmente llegan solas a su clínica, nerviosas y hablando muy poco español. Algunas le han contado a su personal que viajaron a México en secreto, sin decírselo a sus familiares, que desaprueban el procedimiento.
Nicole Huberfeld, profesora de derecho sanitario en la Universidad de Boston, dijo que la decisión de cruzar la frontera para abortar muestra cuán desesperadas están muchas mujeres estadounidenses por hacerlo.
“Cuando vemos que más personas cruzan la frontera para recibir atención, eso demuestra que algo anda mal en Estados Unidos”, dijo Huberfield.
Las organizadoras mexicanas dicen que incluso en medio de recientes fallos sobre el derecho al aborto en México, el procedimiento todavía no está completamente disponible en todo el país. El fallo de la Corte Suprema de México no anuló las sanciones penales a nivel local, y las instituciones privadas o estatales aún pueden prohibirlo.
Los grupos antiaborto en México se opusieron rotundamente a la decisión del tribunal superior este mes.
Marcial Padilla, director de ConParticipación, con sede en México, dijo a la agencia católica de noticias ACI Prensa que la decisión de la Corte Suprema de México presionaría a los senadores para que “quiten la protección del derecho a la vida”.
“En México y Latinoamérica hemos estado viviendo durante muchos años en un contexto de penalización social y legal del aborto”, dijo Sánchez. “Por lo cual las mujeres hemos tenido que organizarnos”.
Emiliano Rodríguez Megacolaboró con investigación desde Ciudad de México.
* https://www.nytimes.com/es
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