Por Rosa Chávez Cárdenas
La violencia en México se incrementa, el número de muertos y desaparecidos es tema de todos los días. Las causas son varias: la narcocultura, la narcopolítica, la corrupción, la impunidad, la ley del más fuerte y el resentimiento acumulado. Se agrega al problema la violencia en los jóvenes, las golpizas brutales y hasta las jovencitas, lo acabamos de ver en una riña dentro de la universidad en Poncitlán en el Estado de Jalisco, con una brutalidad que casi matan a su compañera. Los videos se comparten en las redes sociales y son tantos que ya se perdió la capacidad de asombro. Solo con mirar se introyecten en el inconsciente y por cualquier nimiedad se repite el fenómeno de la Compulsión a la repetición. La violencia en los jóvenes no es un tema nuevo, la diferencia son los medios digitales que para ganar audiencia han visibilizado la violencia, muy ligada al crimen de la delincuencia organizada con la impunidad y la corrupción del sistema judicial desorganizado. Lo que causa indignación es la violencia en los grupos de jóvenes que pierden la compasión y actúan como criminales. Sorprende la falta de empatía por la víctima y la manera en la que la golpean brutalmente. Todos resultan culpables incluso el que graba el video por omisión. A nivel nacional, según estadísticas del INEGI son más de 66 mil personas entre 18 y 29 años que se encuentran en prisión, la principal causa de muerte de los 15 a35 años son por agresiones. Vamos analizando el fenómeno de la Compulsión a la repetición. Impulso de origen inconsciente que mueve a realizar actos de manera repetitiva; conductas que a pesar de que hacen daño se ponen en práctica de manera automática una y otra vez. Modelos de violencia que se comparten en el inconsciente colectivo y se repiten. Existen dos aspectos opuestos: la repetición positiva cuando esos modelos nos permiten aprender, crear y afirmar una conducta. Resulta patológica cuando causa daño a otros y a sí mismo como en el caso de las conductas autoagresivas, causarse heridas con un objeto punzo cortante (el dolor produce placer) arrancarse el cabello, morderse las uñas, quemarse con un cigarro, el lavado de manos y cuando se daña a otros como el bullying que sucede constantemente en las escuelas. En cuanto a la evolución de la especie tenemos el mejor cerebro y sin embargo seguimos actuando con el cerebro animal a la defensiva o al ataque y con la ley del Talión “ojo por ojo y diente por diente” La violencia tiene varias causas: ansiedad, culpa, estrés, abuso en la infancia, exceso de alcohol y drogas. Pero es un hecho, la mayoría de los detonantes vienen de la violencia recibida en la infancia. Enojarse no es un problema, se convierte en patología cuando dura más de 50 minutos y genera actos más violentos. El cerebro violento está dispuesto de manera instintiva a correr o pelear. inicia de forma rápida en la emoción negativa que anula las áreas de inteligencia del cerebro. La respuesta es rápida, trae a la memoria las experiencias previas, se incrementa la liberación de adrenalina y dopamina químicos que sirven de energía, nublan la lógica en el acto de enojo y violencia, se acompaña de agresiones, golpes y de armas. La violencia se aprende, las neuronas memorizan y proyectan la violencia, los modelos se repiten por imitación desde la infancia de los actos violentos de los padres, del abuso físico y emocional y de las redes sociales. Necesitamos tomar consciencia del grave problema que estamos enfrentando, urgen proyectos que promuevan la vida libre de violencia, la cultura de paz, el apoyo psicológico para los que tienen problemas familiares y emocionales y el manejo de conflictos. Al sistema judicial le corresponde hacer explícitas las sanciones para los agresores a los menores a los mayores de edad y las acciones que deben llevar a cabo en cuanto al trabajo comunitario para que realmente se rehabiliten y no actúen con venganza posterior a un castigo impuesto por un juez.
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del Dolor y Dra, Rosa Chávez
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