Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Lo extraordinario de lo cotidiano…

Un corazón agradecido 

Por Gladys Villalobos*

“No hay nada noble es ser superior a tu prójimo. La verdadera nobleza es ser superior a tu yo interior” Ernest Hemingway, escritor estadounidense

Se decía al inicio de la pandemia y en las etapas más críticas de contagio que derivado de lo vivido, el dolor de la muerte, el ver de frente nuestra vulnerabilidad, el reconocer nuestra fragilidad como ser humano y como la vida nos puede cambiar a todos de un día para otros, daría como resultado una mejor humanidad, personas con mayor conciencia y evolución individual y colectiva, enfocadas a una vida en equilibrio y con la convicción de vivir.

Se escuchaban teorías de diversa índole sobre los efectos de la pandemia en la humanidad. No sé si algo de todo eso que se decía se concretó, se materializo o se gestó en los seres humanos, lo que si tengo muy claro es que los seres humanos olvidamos muy pronto. Considero que la pandemia nos dejó algunas lecciones y seguramente, otras más que aún no percibo. Por el momento abordaré solo estas tres:

Una, que la crisis es una oportunidad. En todo sentido, para evolucionar, para madurar, para crecer, para emprender, para conocer a las personas, para medir nuestras habilidades y nuestra entereza. Es en la dificultad cuando sacamos a flote nuestra luz y nuestra obscuridad.

Dos, no necesita dimensión para ser importante o letal. En este caso, algo pequeño e invisible a los ojos resulto letal y puso en jaque al mundo de la medicina, a los países, a la humanidad, a ti, a mí, a nuestra comunidad. A la inversa, nos invita a revalorar nuestros enfoques, son los detalles los que hacen nuestro día a día, no son las grandes acciones heroicas sino el café por la mañana, los buenos días, la sonrisa afectuosa, el gesto amable lo que suman en nuestra cotidianidad. Revalorar aquello que dábamos por sentado en nuestra vida solo por el hecho de que ya estábamos acostumbrados. Fomentar un corazón agradecido.

Tres, bajar nuestro “ritmo de vida”. Si no aprendemos a hacerlo, la vida te lo enseña. Muchas personas se quejaban de estar “encerradas en su casa” mientras que otras personas sin desearlo estaban “encerradas en los hospitales” ¿Cuántas cosas descubrimos de nosotros, de nuestros seres con quienes compartimos esos días? Un ritmo de vida acelerado en muchas ocasiones es el mejor aliado para vivir desasociados de nuestra vida interior y de nuestra realidad exterior ¿quién soy cuando estoy en mi compañía?

“Lo Extraordinario de lo Cotidiano”, un espacio donde cada día es un motivo. A ti que me lees, valoro tu tiempo. 

*Cachanilla de nacimiento, comunicóloga de profesión, amante del cuerpo por vocación. Crecí análoga, me convertí digital. Asesora en Comunicación, Redactora de Contenidos, Fotógrafa. Mi sitio: gladysvillalobos.wordpress.com/ 

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