Por Antonio Magaña.
En la década de 1970, “Río, Río”, era una de las melodías que el profesor Francisco Jasso Ledezma, obligaba cantar a sus alumnos de la secundaria 18 de Mexicali, mientras él tocaba el piano.
Qué grande que venía el Río Colorado y, que grande se iba a la mar, hace unas cuantas décadas.
El Río que, cada vez conduce menos agua, por la peor sequía en 114 años:
“En la década de los cuarenta aún no padecíamos la escasez de agua para riego. El Río Colorado cruzaba con su considerable caudal el valle de Mexicali, y desembocaba apacible en el golfo de California, lo que obligó a construir varios bordos de protección.
En esta zona de bordos se presentaban altas mareas, cercanas a los 20 metros de altura, por lo que, en determinadas épocas del año, el mar “regresaba” al río, obligándolo a cambiar el sentido norte-sur en que corrían sus aguas, lo que producía un estruendo impresionante y una visión espectacular”. (Del Grijalva al Colorado, Milton Castellanos Everardo).
Qué grande que venía el Río y…que grande se iba a la mar.
“El burro”, se le llamaba a ese poderoso y estruendoso fenómeno de avenidas en sentido contrario al natural, que arrastraba basura, grandes peces, palos y hasta vehículos de gran tamaño.
¿Cómo serían aquellos ríos, ríos arteriales, que Neruda nombra en Amor América, ríos de cuando América, y el Colorado, no tenían nombre todavía?
La idea más reciente del poderío del Colorado, se remonta a los años 1979-1980, cuando tras un crudísimo invierno en las Montañas Rocosas, las presas de la Cuenca se llenaron y los norteamericanos abrieron las compuertas para desfogarlas.
Al Valle de Mexicali llegó 10 veces más la cantidad de agua estipulada en el Tratado de 1944 y, el caudal del poderoso Río, se llevó caminos, carreteras, sembradíos…
Fue la última vez que el río vino grande y que, grande, se fue a la mar…
Más historias
Entre Bancos, Empresarios, Políticos, .. y otros temas
Entre Los Surcos…
Astillero…