Las matanzas del Bienestar

Van casi 2 mil asesinatos de alto impacto, tan solo en Tijuana, pero la película es relativamente la misma en Ensenada y Mexicali, al igual que en Rosarito y Tecate, considerando que en el Valle de Mexicali las cosas se tornaron como si fuera ahí una zona de guerra.

¿Qué es lo que está pasando?

¿Dónde están y qué hacen las autoridades?

Es verdaderamente lamentable lo que hoy se vive en Baja California y es de suma preocupación, particularmente lo que ahora padecen los mexicalenses, pues no estaban acostumbrados al actual clima de violencia y descomposición que permea por la ciudad y por las comunidades del valle.

No hace mucho tiempo, unos cuatro o cinco años a la fecha, en Mexicali la gente vivía relativamente tranquila, o al menos no con los actuales altos índices delictivos y de violencia, pues los homicidios, los feminicidios, las desapariciones de mujeres y jóvenes, los robos y asaltos y los asesinatos de alto impacto, se veían como algo que pasaba en otros lugares como en Tijuana o en otras entidades de la república, pero no en la capital del estado.

Pero hoy todo ese clima de violencia ya está también en Mexicali.

Hay asesinatos y ejecuciones casi todos los días y más los fines de semana.

Los empresarios y comerciantes se quejan de extorsiones y cobros de piso.

Hay asaltos y robos de todo tipo, desde casa habitación, transeúntes, robo de autos y de baterías, robo a comercios y establecimientos y hasta robos y asaltos en pleno día estando la gente presente en sus casas.

Los ciudadanos mujeres y hombres ya no se sienten seguros, viven con temor y hasta con miedo y se añora el Mexicali de hace unos años; no el de 30 años atrás, sino se recuerda la ciudad que con todo y sus fallas y limitaciones existía hace pocos años, donde las personas eran más felices y se sentían más seguras y tranquilas que en la actualidad.

Al menos no existía el clima de descomposición que ahora es pan de todos los días.

La pregunta es de nuevo: 

¿Qué es lo que está pasando?

¿Por qué las autoridades en lugar de hacer algo al respecto simulan y dicen que todo está bien?

Para resolver un problema el primer paso que se tiene que dar es admitirlo.

Sin embargo, poco o nada se puede hacer ante el grave problema de violencia e inseguridad cuando entre las propias corporaciones del sector seguridad y sus titulares no hay coordinación, y en algunos casos ni siquiera se hablan ni se saludan entre ellos mismos como personas, por lo que lejos de haber una empatía, una buena comunicación y espíritu de colaboración, lo que hay es recelo, rechazo y hasta antipatía entre los altos mandos encargados de velar por la seguridad de los bajacalifornianos.

No es haciendo corazones ni con propaganda y publicidad pagada como se va a resolver el problema de la grave y creciente inseguridad en el estado y ahora también en Mexicali.

Se tiene que trabajar duro mediante programas, estrategias y acciones interinstitucionales entre las tres instancias de gobierno y destinar la mayor cantidad de recursos al sector seguridad como nunca antes, pues es hoy la prioridad de prioridades.

También, que las autoridades se coordinen y trabajen estrechamente de la mano con la sociedad a través de los organismos que la representan, como los organismos empresariales, las asociaciones de profesionistas, los clubes de servicio, las organizaciones gremiales, las asociaciones civiles, las instituciones educativas de nivel superior y la sociedad en general, a fin de sumar esfuerzos de manera planeada, conjunta y organizada para atender y combatir juntos, efectivamente y en un solo frente este terrible mal.

En pocas palabras; las autoridades tienen que ponerse a trabajar en serio ya sobre el tema de la inseguridad y para ello deben poner el ejemplo y convocar a toda la sociedad a sumarse a este gran esfuerzo.

Y no estar haciendo corazoncitos, ni difundiendo imágenes de fantasía en las redes sociales o simulando que trabajan en el tema.

Así no se soluciona el problema.

El problema de la violencia es serio y es sumamente grave y amenaza todavía con ponerse peor. 

Y como se dice; para los grandes problemas las grandes soluciones.

Por lo que todavía están a tiempo… siempre y cuando se pongan las pilas.