Lo extraordinario de lo cotidiano…

Una pausa

Por Gladys Villalobos*

En la mitología griega, el otoño comenzó cuando Perséfone fue secuestrada por Hades para ser la Reina del Inframundo. La madre de Perséfone, Deméter, diosa de la cosecha, hizo que todas las cosechas en la Tierra murieran hasta que a su hija se le permitió regresar.

Durante el tiempo que paso Perséfone en el Inframundo con Hades, Deméter cayó en la tristeza, por lo que la tierra también lo haría con ella, dando lugar al otoño y al frío invierno. Cuando regreso con su madre, la alegría del rencuentro haría que esa depresión desapareciera y con su alegría todo volviese a florecer, dando lugar a la primavera y al caluroso verano.

Este mito me resulta conmovedor. Me gusta compartirlo. No importante si es ficción, una leyenda, una creencia: hasta las estaciones del año se nutren, o no, con los rencuentros. Son las personas las que hacen una diferencia en nuestra vida.

La naturaleza siempre es un buen mensajero. Nos enseña las diferencias y las virtudes de cada estación. Nos enseña a transitar con confianza cada etapa e identificar sus bondades y limitaciones. Adaptarnos a los cambios de cada una de ellas y gozarlas. Una analogía idónea de la vida.

El otoño es la manifestación misma de dejar ir, de soltar, de desprendernos. Los árboles se desprenden de sus hojas, de forma pausada y sin escatimar, con la certeza de su abundante capacidad de reverdecer en unos meses.

El otoño nos invita a dejar ir, a liberarnos de aquellas cosas que dejaron de nutrirnos, motivarnos, pensamientos con los que ya no coincidimos, acciones que ya no nos satisfacen o pensamientos limitantes, cambiar de opinión y de requerirse, de rumbo. Nos invita a preparar el camino para concluir el año. Nos invita a hacer una pausa, observarme y observar.

Historias importantes en mi vida se han gestado en otoño. Es una estación significativa para mí de la cual tengo hermosos recuerdos y profundas enseñanzas. Sumado, el otoño siempre me invita a viajar. Hoy estoy gozosa en la tierra de mi madre, Guadalajara, una ciudad en la que me siento como pez en el agua, de donde tengo muchos recuerdos y que con ilusión me reencuentra con mi familia materna.

“Lo Extraordinario de lo Cotidiano”, un espacio donde cada día es un motivo. A ti que me lees, valoro tu tiempo.

*Cachanilla de nacimiento, comunicóloga de profesión, amante del cuerpo por vocación. Crecí análoga, me convertí digital. Asesora en Comunicación, Redactora de Contenidos, Fotógrafa. Mi sitio: gladysvillalobos.wordpress.com/