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Incendios forestales, peligro latente

Por Reynaldo Magaña*

En publicaciones recientes en esta columna se señaló que la Sierra de Juárez, en Baja California, es la fábrica de agua que presta servicios ambientales hidrológicos a las ciudades de Tecate, Tijuana, Playas de Rosarito y Ensenada. 

Si no hay bosque y matorrales en la montaña, las ciudades que se sirven de ella, padecerían enormemente sequía extrema. La protección al ambiente, particularmente en el medio rural, hoy resulta de la mayor importancia, considerando los niveles de contaminación, el cambio climático y el calentamiento global que prevalece en gran parte de los lugares donde habitan los humanos.

Conservar y proteger las zonas forestales, entendiendo que no lo son solamente los bosques y selvas, sino también el semidesierto y todo aquello no considerado estrictamente agrícola, con excepción de las zonas urbanas, es responsabilidad de todos.

La recurrencia de incendios forestales, son un llamado de alerta  para prevenir eventuales conflagraciones forestales, particularmente en las Sierras y zona rural general de Baja California.

La sequia cada vez mas extendida, genera enorme cantidad de material combustible vegetal en el verano, lo que representa un potencial problema ambiental.

Constituir un frente de conservación de tierras rurales, prevención y combate de incendios, mediante la organización comunitaria convocada por la autoridad, resultaría estratégicamente conveniente, además de ser una exigencia moral y cívica en este tema.

El ejido Laguna de Hanson, Cordilleras Molina, Sierra de Juárez y otros, tienen brigadas de combatientes forestales voluntarios, sin embargo, los esfuerzos no son suficientes si no vienen acompañados de apoyos de la sociedad y el gobierno, que hagan eficaz la tarea de prevención y eventualmente combate de incendios. 

No hay tiempo para meditar, urgen acciones. El clima caluroso empezará de un momento a otro y el peligro del fuego en la montaña también. Inmediatamente debe realizarse un diseño y ejecución de brechas corta fuego; al mismo tiempo, un campamento forestal en la montaña, donde concentrar maquinaria, equipo y combatientes forestales, del gobierno y voluntarios, sin esperar a que lleguen las conflagraciones, sino atacar antes de que empiecen. 

Cada año los propietarios rurales ubicados en la cordillera Sierra de Juárez, plantean a las autoridades la urgencia de las brechas corta fuego alrededor de la zona de bosque, haciendo una corona a su alrededor; sin embargo, la autoridad federal, particularmente la CONAFOR responde que para ello es necesario elaborar previamente un manifiesto de impacto ambiental, lo cual es correcto.

A pesar de la recurrencia en el planteamiento y en la respuesta, ninguna entidad de gobierno ha elaborado dicho manifiesto de impacto ambiental, a pesar de haberse expuesto el tema desde hace mas de diez años.

Es oportuno comentar lo absurdo que resulta que el campamento forestal de la Comisión Nacional Forestal (Gobierno federal), se encuentre en el poblado de San Antonio de las Minas, lejos de las Sierras de Baja California. Debe reubicarse, por lo menos a Ojos Negros, al pie de la Sierra, que es donde realmente se necesita.

Las aportaciones de la gente de buena voluntad y de corporaciones y asociaciones de Estados Unidos, particularmente de bomberos del Sur de California, deben ser coordinadas inmediatamente por el gobierno. 

Resultaría conveniente constituir un FIDEICOMISO para administrar y ejecutar las acciones de reforestación, prevención y combate de incendios forestales, con lo cual se aseguraría eficacia en las acciones y trasparencia; la sociedad sin duda se sumaría con confianza a estos esfuerzos.

*El autor es especialista en derecho agrario y promotor de economía solidaria 

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