Estar presente
Por Gladys Villalobos*
“No tengo tiempo, estoy muy ocupado”, frase cotidiana que escuchamos y decimos. El estar ocupado, en algunas culturas, se ha convertido en sinónimo de personas productivas. Tener la agenda llena nos habla de éxito. Se le conoce como “la glorificación de estar ocupado”.
La “Il dolce far niente” o ‘lo dulce de no hacer nada’, es una frase popular en Italia donde el descanso, disfrutar de no hacer nada, es un hábito que se respeta.
Aceptamos y promovemos actividades que priorizan lo que el exterior nos demanda, llámese trabajo, familia, amigos y esas obligaciones que como individuos sociales conllevan. En ocasiones no existe en nuestra agenda mental “tiempo para no hacer nada”. Vivir en equilibrio es un trabajo cotidiano. Encontrar un espacio para nosotros, en donde solo habite yo y mi “nada” a veces se traduce en un acto egoísta. Coincidir con personas con el mismo nivel de conciencia ante esta necesidad de espacio y tiempo es un privilegio.
Invertimos muchas horas de nuestros días a los múltiples distractores que tenemos al alcance de la mano. Con frecuencia nos violentamos al no respetar nuestros ciclos naturales: comer, descansar, dormir. Limitamos la convivencia, demeritamos el poder la conversación, de escuchar, de la compañía, del compartir, del ser, no sólo el hacer.
Nuestra mente siempre esta ocupada, muchas veces con pensamientos del pasado y/o del futuro cuando en realidad la vida solo sucede en el presente, aquí y ahora. Estamos desasociados de nosotros mismos. Integrar nuestra mente, corazón y cuerpo es un reto que vale la fortuna asumir.
El no hacer nada no es sinónimo de pereza. Es el acto de estar presente, la habilidad de disfrutar el aquí y ahora sin prisa, con pausa, sin culpa, sin la expectativa de lo que sigue. Un acto consciente, crear un hábito, un momento que forme parte de nuestra cotidianidad. No postergarlo a los fines de semana o las anheladas vacaciones. Reaprender a descansar el cuerpo y la mente.
Intenta dejar a un lado la tecnología, la necesidad de responder a todo lo que llega a tu celular, involucra tus sentidos. Solo observa el entorno, descubre nuevos colores, nuevas formas. Alimenta tu olfato. Come despacio. Libérate de la culpa de no tener deseos de cumplir tus obligaciones. No laves la ropa si no tienes ganas el día acostumbrado, asume la responsabilidad de tu decisión y usa aquel vestido o camisa que tiene meses al fondo del closet ¿De qué color es el techo de tu casa? ¿Cuáles son los ruidos característicos de u entorno al anochecer?
Pausa con conciencia y solo habítate. Encuentra tu propio significado de nada y vive la placentera sensación de agregarlo a tu vida. Disfruta el momento. El tiempo no se detiene.
“Lo Extraordinario de lo Cotidiano”, un espacio donde cada día es un motivo. Valoro tu tiempo.
*Cachanilla de nacimiento, comunicóloga de profesión, amante del cuerpo por vocación. Crecí análoga, me convertí digital. Asesora en Comunicación, Redactora de Contenidos, Fotógrafa. Mi blog: https://gladysvillalobos.wordpress.com/
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