Por Antonio Magaña.
Practicaban a diario las obras de misericordia, las corporales y las espirituales: bautizaban, confirmaban, consolaban, aconsejaban, vivían entre los pobres, entre los olvidados de ayer y hoy, daban abrazos y los mataron a balazos.
La noticia, de la muerte de dos jesuitas y un laico, en el templo de Urique, llegó hasta el Vaticano: asesinaron a dos sacerdotes de la compañía de Jesús a la cual pertenece el papa.
El padre jesuita Javier Ávila, amigo de los sacerdotes muertos, cuyos cuerpos se encuentran desaparecidos, dijo que, el atípico asesinato de los sacerdotes es una bendición, porque hace ver al mundo las horrorosas cifras de muertos y desaparecidos en México.
El presidente López Obrador, y su panegirista a sueldo, Epigmenio Ibarra, culpan a Calderón y García Luna de los 124 mil homicidios de este sexenio, incluyendo el de los sacerdotes jesuitas:
“…eso no surgió ahora, eso viene de tiempo atrás cuando había un contubernio completo entre las autoridades y la delincuencia … hasta Felipe Calderón se atreve a culparnos en el colmo del cinismo de la hipocresía…”.
El presidente comenta que, el crimen organizado, tiene fuerte presencia en la región, lo cual no es una novedad, como tampoco es nuevo que en esa región el Estado está ausente.
Hoy, en el programa de Ciro Gómez Leyva, Epigmenio Ibarra, culpó de esas muertes a Calderón, quien le respondió:
“Ahora Pigmenio dice que el asesino ya había nacido cuando yo fui Presidente y con esa estupidez quieren culparme. Mejor pregúntenle al criminal cuántas Narcoseries vio de ese mercenario que se enriquece idealizando a los narcos, evadiendo impuestos y sacando dinero de Bancomex”.
¿Y qué decía López Obrador sobre los homicidios en abril de 2013? Esto publicó en Twiter.
“En Michoacán 189 homicidios en el 1er trimestre del año, el más alto en décadas. EPN deja la pantomima y atiende las calamidades del país”.
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