Las nuevas necesidades
Por Gladys Villalobos*
“Cuando ya no podemos cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos” Viktor Frankl
Este mes cumplo 9 años de vivir y habitar la Ciudad de México. Mi plan original, vivir acá 18 meses y volver a Baja California. Considero que la vida es la suma de destino, el plan de Dios para nosotros, la introspección, las decisiones que tomamos y nuestras omisiones.
Esta ciudad me ha tratado muy bonito y yo a ella. Me he adaptado a sus usos y costumbres sin perder mi esencia y acento del norte. Respeto el lenguaje local. Pido mis quesadillas con queso y helado de chocolate o nieve de limón porque en la CDMX el helado se hace con leche y la nieve se hace con agua. Me muevo en esta ciudad con gran soltura, confianza y responsabilidad. He conocido gente valiosa con quien sostengo relaciones fraternales, he aprendido el arte del desapego, de reinventarme cuantas veces sea necesario y, sobre todo, aceptar la impermanencia. Adaptarme al entorno y hacer los cambios necesarios para vivir en equilibrio.
La actividad física es parte de mi cotidianidad, me sienta bien. El movimiento me llena de energía y alimenta mi creatividad, pero nunca en mi vida, hasta que llegue a esta ciudad, había caminado tanto, tan natural y cotidiano. Eventualmente uso el transporte público y tenemos en casa un auto. Caminar es mi elección en la gran mayoría de los casos. Caminar y volver a un lugar deseado que está a 1,2,3,4, o 5 kilómetros me parece una fácil decisión. Dice una amiga que ha estado con nosotros de visita que ya perdí la proporción de las distancias. Puede ser que sí, pero también lo traduzco como el regalo de la salud, de la movilidad que me significa vida. Lo disfruto.
Como todo cambio en nuestros hábitos puede traer consigo nuevas necesidades. Hoy mis elecciones de calzado se centran en la salud y comodidad de pies. Fue también en esta ciudad que visite por vez primera a un podólogo. Hoy lo hago de forma periódica. Dar mantenimiento a mis pies por un profesional.
“Un alto porcentaje de las pacientes mujeres refieren que no le gustan sus pies…con los hombres no pasa igual” me comentaba Nacho, el podólogo, la semana pasada que me atendió como respuesta ante mi emotiva expresión infantil “Me encantan mis pies, me siento tan agradecida con ellos”. Ante mi expresión Nacho sonrío. Esto fue el inicio de una profunda conversación sobre la aceptación, la gratitud, el milagro que somos, el milagro que es la vida y cómo damos por sentado en muchas ocasiones nuestra salud, integridad, movilidad.
¿Hace cuanto tiempo que no te tocas tus pies? ¿Qué no les das un masaje? ¿Qué no los ejercitas, que no los estimulas? ¿A poco los pies se ejercitan? Si, se ejercitan. Fortalecerlos para mantenerlos saludables. Hoy nos referimos a los pies, pero ¿Qué otras partes de tu cuerpo o de tu mente o de tu ser están en el olvido o tal vez no?
“Lo Extraordinario de lo Cotidiano”, un espacio donde cada día es un motivo. Valoro tu tiempo.
*Cachanilla de nacimiento, comunicóloga de profesión, amante del cuerpo por vocación. Crecí análoga, me convertí digital. Asesora en Comunicación, Redactora de Contenidos, Fotógrafa. Mi sitio: gladysvillalobos.wordpress.com/
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