Por Judith Álamo López
Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres: Rosa Luxemburgo Mientras las mujeres en la sede de los poderes federales y en las principales ciudades del país demostraron que avanza su sentido de conciencia y salieron a protestar y exigir de forma pacífica y organizada a las autoridades que cumplan con frenar la tasa de feminicidios creciente, el fin de la impunidad y castigo a los depredadores –asesinos, violadores y abusadores– libres y amenazantes, como resultado de la inacción en materia de procuración de justicia, las vallas metálicas gigantes alrededor de Palacio Nacional y la presencia de elementos militares en el resguardo son símbolos de la precautoria e incompetente indiferencia como respuesta oficial.
Y si faltaran pruebas de la superficialidad con que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador enfrenta la compleja problemática que aqueja a las féminas –más de la mitad de la población nacional–, están sus propias palabras, dichas esta mañana: ’..Queríamos informarlo y decirle al pueblo de México que todo terminó en santa paz, y de nuevo felicitar a las mujeres por su actitud responsable y combativa al mismo tiempo, pero se optó por la paz y no por la violencia y estoy seguro que si se sigue actuando de esa manera, cada vez va a haber más mujeres manifestándose…’- No hay santa paz para muchas mujeres mexicanas.
El presidente López Obrador ignora, como acostumbra, que las consignas en la manifestación de ayer #8M2022 fueron en su gran mayoría para denunciar agravios por la incapacidad del gobierno que encabeza para detener y castigar a los feminicidas, frenar la violencia de género, castigar a los violadores, hacer políticas públicas de apoyo a las mujeres vulnerables, a las madres solteras, a las empleadas acosadas, a toda mujer que sufre de trato desigual, de inequidad de género e injusticia.
No, señor presidente, no queremos felicitaciones de su parte, queremos asuma su responsabilidad como cabeza de la Administración Pública Federal, es necesario que entienda que la violencia en general y en especial la que afecta a las mujeres, crece mientras se use un discurso político omiso, frívolo y no se tome en serio que el gobierno debe actuar, establecer una estrategia que proteja la vida, las garantías individuales, la seguridad y paz públicas y el Estado de Derecho.
Es su obligación también vigilar que la estructura jurídica institucional, la procuración e impartición de justicia sean eficientes y eficaces para castigar a los delincuentes, a los homicidas y a cualquier infractor de las leyes. Y tampoco creo válido concederse facultades de ministro secular para alentar desde el púlpito a las mujeres a optar por la manifestación pacífica ’para que cada vez haya más mujeres en marchas y mítines de protesta’.
Otra vez se equivoca, las mujeres se manifiestan porque decidieron romper el silencio frente a abusos de poder y exigir sus derechos. Luchan para acabar con actitudes machistas, especialmente de líderes políticos que temen a las mujeres que alzan la voz, quienes hacen oídos sordos a los reclamos porque creen que las féminas se ven más bonitas calladitas, sumisas, en paz.
Como mujer, creo que hay que observar a los políticos –hombres y mujeres–con desconfianza, más cuando existan pruebas de que las incorporan a sus equipos de campaña y de gobierno sólo para atraer votos con una supuesta paridad de género y buscan ganarse su entrega, eficiencia y ’lealtad a ciegas’. Ahi está la senadora Olga Sánchez Cordero, exministra de la Suprema Corte de Justicia, quien aceptó ser secretaria de Gobernación de la llamada 4T, pero renunció al cargo luego de más de dos años de aguantar ser atropellada por el Consejero Jurídico, Julio Scherer, quien –con permiso del jefe máximo– invadía sus atribuciones, según ella misma reveló. Hay que juzgar a los gobernantes por sus hechos, no por sus dichos, el Gobierno de la 4T destinará un 3,3% del total del Presupuesto para 2022 ’en reducir la desigualdad de género entre hombres y mujeres’.
Pero esto es sólo un enunciado puesto que el 90% de más de 232,000 millones de pesos (11.193 millones de dólares) está destinado a los programas prioritarios de la Administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Pese a un aumento del 75% más en la partida del 2021, los programas que atienden a víctimas de violencia contra la mujer o se encargan de las alertas de género en los estados verán recortado su presupuesto o tendrán incrementos insignificantes por debajo de lo que ha crecido la inflación, Andrea Larios, investigadora del programa de Justicia Fiscal de la organización Fundar, señala que ’no queda claro cómo los programas prioritarios, como el de pensiones para adultos mayores, contribuyen a cerrar la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres, que es para lo que fue creado el Anexo 13 en los presupuestos’.
La lucha femenina por la igualdad de derechos con respecto a los hombres ha sido larga y azarosa. Surgió en Europa a mediados del siglo XVI, y esta primera ola empezó a concretarse en la Revolución Francesa: antes las trabajadoras sólo cobraban la mitad del salario masculino.
En la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadanía, en 1791, se asienta la igualdad de derechos entre uno y otro sexo. Este logro costó la vida a su autora Olympe de Gouges, quien murió decapitada. Otras muchas luchadoras han destacado a lo largo de la historia, varias dejaron obras con sus inspiradoras ideas vigentes hasta nuestros días, como Rosa Luxemburgo (Polonia) o Simone de Beauvoir (Francia). En nuestro continente el feminismo surge como movimiento colectivo en la ciudad de Nueva York, en 1848.
Las demandas comprendían igualdad de género, no discriminación y derecho al voto. En México emerge a finales del siglo XIX y principios de XX, en Yucatán.
Este primer movimiento buscaba reivindicar temas educativos y sociales. Luego surgirían clubes feministas en toda la República, liderados por destacadas y valientes pioneras. La celebración del 8 de marzo (#8M) fue propuesta por Clara Zetkin, una feminista alemana, comunista, quien planteó esta conmemoración para enaltecer a la mujer trabajadora socialista, pero según Jimena Ávalos, titular de la Unidad de Prevención y Combate al Acoso Sexual (UPCAS) en el Consejo de Judicatura Federal, para eclipsar su origen socialista y hacerlo Día Internacional de la Mujer, se interpuso la leyenda sobre una supuesta huelga de mujeres en un fábrica textil de Nueva York en 1910, no documentada.
Como sea, la fecha conservó el sentido de reivindicación del sector femenino ante la sociedad. Por ser símbolo de lucha por los derechos de las mujeres, los colectivos feministas, dedican este día a reflexionar sobre por qué es mejor evitar expresiones de felicitación que normalizan el rol de las mujeres como las siempre bellas, abnegadas cuidadoras de la familia y de enfermos, hacedoras de quehaceres domésticos en el hogar, sufridas madrecitas y otros adjetivos que victimizan a las mujeres en el actual sistema patriarcal.
Los movimientos se globalizan y se asumen símbolos comunes: el movimiento internacional Me Too conjuntó denuncias de actrices famosas de Estados Unidos, luego se han sumado cientos en otras partes del mundo quienes dieron nombre y cara a acosadores y violadores sexuales. Primero fueron brillantina y pintura morada, ahora se generalizó el uso de ese color para los carteles y en performances. Frases que incluyen: ’El violador eres tú’ se replica en varias naciones y estados del país.
Las marchas y movimientos feministas llegaron también a naciones de Latinoamérica, como Argentina, Brasil y Chile. En México existen cientos de colectivos que reflejan el hartazgo social ante el incremento en homicidios. Cada día se calcula que 11 mujeres son asesinadas en el país, con una impunidad de alrededor del 90%. Sólo en el pasado mes de enero se registraron 292 homicidios de mujeres, de ellos 217 fueron homicidios dolosos y 75 feminicidios. Las protestas, se insiste, deben ser pacíficas, sin embargo, ya es normal y para muchos explicable la presencia de mujeres vestidas de negro, embozadas, que incurren en actos vandálicos, de destrucción, realizan pintas o dispersan aerosoles. Ellas no faltaron ayer, pero fueron menos los daños, tampoco violentaron a mujeres policías, como en años anteriores. ¿Pero, qué pasa con las autoridades de Morena?
Primero trataron de desalentar a los participantes con una campaña de ’habrá violencia sin precedente’, luego, en lugar de designar a algún funcionario para dar la cara a los contingentes reunidos en el zócalo, recibir demandas y hacer compromisos, como correspondería a quienes llegaron al poder luego de promover mítines y plantones, prefirieron colocar muros infranqueables, custodiados por fuerzas de represión. Duele tanta indiferencia.
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