Jauría informativa
Los problemas que en Baja California se registran como consecuencia de la presencia de migrantes centroamericanos tienen diversos matices, según el punto de vista desde donde se observen, y más, si se ven a 3 mil kilómetros de distancia.
En realidad, el grueso, o álgido de la situación solo se puede evaluar o sentir por quienes confrontan la molestia por la irrupción de sus actividades normales, como son los residentes de las zonas aledañas a los lugares de concentración de los aspirantes a llegar a los Estados Unidos.
Sin embargo, la ausencia de oficio político del alcalde de Tijuana y la falta de una adecuada comunicación oficial a los medios, de parte del estado, con datos precisos sobre lo que realmente ocurre, ha generado una corriente crítica en medios electrónicos de la capital del país, distorsionando los hechos o magnificando errores.
Esa jauría informativa da más importancia a aisladas expresiones de rechazo a los migrantes, magnificándolas como xenofóbicas, sin darse cuenta de que esas voces pudieran ser el reflejo de afectaciones a bienes o a personas, por parte, si bien, no de todos los migrantes, si de unos cuantos actuantes fuera de normas de conducta y de la ley.
Igual critican las acciones del presidente Donald Trump que ha dispuesto todo tipo de acciones para blindar la frontera sur de los Estados Unidos y evitar que los migrantes que, por sus variadas versiones dan la impresión de querer entrar en hordas, como nómadas salvajes, pretextando la búsqueda de mejores condiciones de vida.
Si bien, algunos grupos de centroamericanos, así entraron a México por su frontera sur, rompiendo rejas, agrediendo a elementos de las fuerzas de seguridad y sin cumplir con las normas de ingreso establecidas por el gobierno mexicano, no podrán hacer lo mismo en busca del sueño americano.
Para entrar a México enviaron por delante a niños, mujeres, algunos embarazadas y desde la retaguardia lanzaban piedras y otros tipos de objetos, hasta bombas molotov.
No todos los integrantes de los grupos de migrantes saben a ciencia cierta a donde van y han manifestado estar en espera del coordinador o guía, mientras otros mencionan la llegada de otros grupos para entrar a los Estados Unidos, suponemos que en bola o en grupos grandes, sin medir las consecuencias de ese tipo de actos.
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