Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

Entre Los Surcos…

El campo

Por muchos años, la fortaleza del campo, la presencia de los campesinos y de los obreros en las fábricas fueron el principal puntal de los procesos electorales que favorecieron al Revolucionario Institucional, mismas fuerzas que, junto con una buena parte de la burocracia, trabaja en contra del candidato oficial, como identifican a Jose Antonio Meade.

Uno de los principales problemas del campo ha sido la falta de interés de los gobiernos de la república por impulsar la organización del sector primario, pero no para los fines políticos como antes, sino para producir, para transforma y dar valores agregados a las cosechas, al tiempo de generar mano de obra para aquellos carentes de tierra.

A nivel estatal, la situación no ha sido diferente, con la diferencia de que, en el valle de Mexicali, cuando menos, los intentos de organización han resultado muy costosos para el estado y para los pretensos organizados e involucrados en programas de ocurrencia de las cabezas del sector agropecuario, en los distintos sexenios.

Ninguno de los funcionarios responsables del sector primario ha tenido un seguimiento permanente y si a esto se agrega los millones de pesos que los diputados gastan en foros sobre la agricultura y el agua, en especial, en la presente legislatura, encontramos que no hay resultados de las promociones del diputado Sergio Tolento para la proyección de la actividad agrícola de Baja California.

A esto le puede sumar las partidas autorizadas por el congreso para beneficiar a dos o tres productores, al igual que a los recomendados del programa PESA, donde los dineros, los materiales y los borregos no llegaron a todos los incluidos en el programa.    

Cada funcionario, tal vez con muy buenos deseos, pero con un total desconocimiento dela realidad, de las necesidades y de la forma de encausar las cosas para impulsar el desarrollo del campo.

Tal vez sea por eso que, tratan de imponer un sello muy personal en busca de dejar huella, cuando han sido copados por aquellos que con muchos años en él ajo y con un retorcido colmillo manejan en forma discrecional los programas y los recursos.

Con el tiempo, los programas producto de ocurrencia han fracasado, pero los implementadores están bien y a gusto en sus casas, sin importar el dispendio de los recursos del erario.,