La varita mágica
A pocos días de la elección de candidatos a lo largo y ancho de la república, para la renovación del poder legislativo y ejecutivo, así como alcaldías, gubernatura y legisladores estatales, hay quienes han echado las campanas a vuelo, considerando que, ganando su candidato, al día siguiente todo habrá cambiado, lo cual no será.
Hay individuos que se enfrascaron en luchas fuera de las dimensiones de su capacidad, pero alentados por los apoyos políticos y económicos han llegado a considerarse dueña de la verdad única y hasta se sienten con derecho a la designación de funcionarios, en caso de Andrés Manuel Lopez Obrador, sea favorecido, con el voto, como ha sido con las encuestas.
Llama la atención como algunos funcionarios del gobierno federal alientan la inconformidad y por otro lado se cuadran a favor de José Antonio Meade.
Han llegado al absurdo de, en base a sus intereses y a verdad única que consideran tener, se han pronunciado por la destrucción de fuentes de trabajo, como la cervecería Modelo, de Ciudad Obregón, planta que inicialmente fue visualizada por Don Víctor González Ibs, al frente de la Cervecería de Mexicali, para competir con los pulpos nacionales que al final lograron el objetivo de desaparecer la ambarina cachanilla del mercado.
En este juego de la política contra el agua han sacado buen provecho individuos con piel de oveja que se presentan como investigadores y que encontraron la forma de lucrar con la ignorancia de una buena parte de gente ajena a la actividad agrícola pero que se suma a las protestas por intereses similares.
Desde luego que el principal problema, no solo en Baja California, sino en toda la república, es el abandono que los gobiernos, federal y estatales han tenido del estado de derecho, sin importar el tipo de daño, ni las acciones, a grado tal que al mismo ejército ha sufrido los embates de la violencia e intolerancia, replegándose a los cuarteles y observando el avance de los rijosos.
Se enarbolan derechos, pero se olvidan que el derecho de cada individuo termina cuando empieza a afectar el derecho de los demás y ello no ha sido considerado por las autoridades que a ciencia y paciencia han visto como espacios públicos han sido convertido en pestilentes campamentos, con mala imagen, bajo el argumento de demostrar que no hay represión, cuando es falta de autoridad.
Cuando la acción de la justicia llega tarde, en lugar de ser pronta y expedita, quienes por largo tiempo sopesaron la complacencia de la autoridad, le levantan contra ella y no falta quienes les sigan el juego y se sumen a la inconformidad porque ya no se les está permitiendo los desmanes.
Se sienten perseguidos políticos cuando en realidad han delinquido y afectado físicamente a otros individuos que solo cumplían con su mandato y finalmente quedan desamparados porque los mismos entes gubernamentales buscan la forma de eliminarlos de las nóminas.
Si estos promotores de las manifestaciones, junto con sus asesores y sus voceros consideran que los resultados del proceso electoral, en caso de serles favorables, de la noche a la mañana todo cambiara, están equivocados, porque ninguno de los cuatro aspirantes tiene una varita mágica para ordenas lo que por más de dos o tres sexenios se ha venido desordenando.
Más importante que las cuestiones por las que han venido protestando esta la recuperación de la paz y la tranquilidad que el país requiere para generar empleos que tanto se presumen pero que no han sido suficiente, sin tranquilidad y sin proyectos viables, no habrá nuevas fuentes de trabajo.
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