Guadalajara, (Notimex).- Detrás de la buena noticia de un trasplante de órganos o tejidos, existe un arduo trabajo en equipo por parte del hospital, a fin de garantizar que sea en las mejores condiciones posibles, acordes tanto al proceso de duelo de la familia del donante, como al estado de salud del receptor.
La coordinadora de donación del Hospital General Regional (HGR) no. 180 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Ana Cecilia Grande Torres, dijo que muchos procesos exitosos de procuración de órganos comienzan con las Sesiones de Sala.
“Es decir, charlas que duran en promedio cinco minutos, y se imparten en las salas de espera, a fin de que derechohabientes y familiares se informen y sensibilicen sobre la importancia de convertirse en donadores después de fallecer y que hagan saber esta decisión a la familia”, precisó.
Aseguró que casi nadie quiere escuchar o hablar de este tema, pero cuando llegan con la familia después de que escucharon las Sesiones de Sala, para ellos es más fácil tomar la decisión.
“El siguiente paso es la detección. Se requiere de muchos ojos en un hospital, desde médicos becarios, internos, residentes, tratantes y los directivos. Tenemos diversas estrategias para identificar a potenciales donantes, pero el proceso no comienzas hasta no confirmar la muerte encefálica”, explicó.
Añadió que la angiotomografía es un estudio muy importante, el cual lleva a cabo un médico radiólogo, quien realiza un reporte y lo deriva con un neurólogo o neurocirujano para corroborar el diagnóstico.
En este punto se realiza el certificado de pérdida de la vida por muerte encefálica. A través del área de Trabajo Social se accede a la familia, con la que se pueden tener una o varias entrevistas hasta que se determine si aceptan o no la donación.
Indicó que cuando la familia dice sí, inicia una fase que llamamos mantenimiento del donante cadavérico, que busca preservar los órganos luego de que uno vital, el cerebro, ya no funciona.
“Es un trabajo arduo que requiere de Enfermería para estar monitoreando al paciente, de médicos intensivistas y urgenciólogos, porque en cualquier momento ese paciente se podría deteriorar”, apuntó.
El siguiente paso es tomar muestras de los órganos que se van a trasplantar, para comprobar que no tienen algún tipo de infección.
Esta fase corre a cargo del personal de Laboratorio y Químicos con experiencia dentro del mismo hospital, mismo que hace lo necesario para obtener resultados (que normalmente están en una semana) en menos de 24 horas. También se hacen electrocardiogramas y ecografías a corazón, riñones e hígado.
Destacó que si se trata un caso legal, es necesario ir a la Fiscalía, acudir con la familia y el coordinador de donación a levanta declaración para continuar con el procedimiento.
“Una vez logrado se activa el equipo de trasplante y se ponen a disposición los órganos de acuerdo a una lista, primero en UMAES del Estado y si no hay receptor disponible al Bajío, Puebla, Tijuana, es por regionalización”.
En caso de que el o los órganos se destinen a otra parte del país, es necesario conseguir los permisos de vuelo en caso de que haya helicóptero.
Se establece una Hora Cero en que deba ocurrir la cirugía, tomando en cuenta todos los traslados. Se toma un quirófano durante todo un turno hospitalario y trabajan dos equipos de cirugía a la vez. Anestesia y Enfermería son plantilla del propio nosocomio.
“Es como si hiciéramos dos cirugías a la vez durante toda la mañana, la tarde o la noche. Va involucrado camillería, asistentes médicas, la gente de Servicios Generales que nos ayudan mucho también con ambulancias, vigilantes. Es todo un despliegue de servicios”, dijo.
Agregó que una vez que se logra la cirugía cada equipó se puede llevar su órgano y sigue el registro de donación, de expedientes. “Casi nadie sabe lo que hay detrás de un trasplante”, apuntó.
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