Ausencia de rectoría técnica
Los productores agrícolas del valle de Mexicali padecen una crisis por ausencia de normatividad técnica debido a la indiferencia de quienes tie-nen la responsabilidad de la investigación y de las acciones para mantener las condiciones fito-sanitarias y de inocuidad que permiten comerciar cosechas en el mercado internacional.
Si de semillas se trata, los trigueros se que-jan de algunas variedades y los algodoneros en manos de las trasnacionales que importan la simiente y la entregan sin un paquete tecnoló-gico probado para las condiciones de climas de la región.
Si bien las semillas de algodón vienen tratadas para resistir o repeler algunas plagas, ya germi-nada, las plantas requieren de revisiones ento-mológicas para detectar posibles brotes de otras plagas, como el piojo harinoso, o enfermedades como la pudrición texana y otras.
De paso la ausencia de un laboratorio oficial -como el que desmantelaron los directivos del Comité Estatal de Sanidad Vegetal de BC- y la falta de identificación de los agroquímicos con datos sobre su contenido y efectos hacia deter-minadas plagas o malezas, en ocasiones se con-vierten en un lastre económico para los produc-tores.
Los burocráticos y complicados mecanismos para la obtención de créditos, aun en la Finan-ciera Rural, sumado a la descapitalización de los productores, provocan retrasos en las prepa-raciones del suelo, en los riego para sembrar a tierra venida, impidiendo se hagan dentro de las fechas optimas establecidas.
Por si fuera poco, los vendedores de semillas entregan simiente identificada como de ciclo corto por su comportamiento en las zonas agrícolas de origen, pero “bajo las condiciones del Valle de Mexi-cali ha mostrado comportamiento de una variedad de ciclo intermedio a largo”, señalan directivos del Comité Estatal Sistema Producto Algodón.
Además, en los meses de julio y agosto del 2017, el fenómeno del monzón propició la caída de cua-dros, flor y bellota pequeña, en desarrollo, fenóme-no que propicio un vigoroso desarrollo de la planta que no se logró detener con la aplicación de agro-químicos y el crecimiento llego hasta una altura de dos metros.
Pretendiendo recuperar las pérdidas de cosecha ocasionadas por el monzón, los agricultores con-sideraron que manteniendo viva la planta lograría una mayor producción en “el copete”, en busca de mayor rentabilidad en la cosecha, aspiración que extendió el ciclo vegetativo y consecuentemente retraso, hasta el mes de octubre, la pizca de la fibra.
Esta situación genero un descontrol generaliza-do porque los despepitadores compradores de la fibra iniciaron tarde la entrega de pacas, no recibie-ron en tiempo el pago y esto repercutió en las liqui-daciones a los productores, quienes en ocasiones prefirieron saldar cuentas para no seguir pagando intereses y luego destinaron recursos a las pizcas en proceso por el ciclo alargado.
Todo esto fue planteado en un escrito al delega-do de la Secretaria de Agricultura, Ing. Guillermo Al-drete Haas, firmado por Demetrio Benites Sánchez, representante no gubernamental del Sistema y presidente del Comité de Productores de Algodón, tras la reunión del pasado 22, donde, por primera vez, participó el floricultor Héctor Lara Soria, pre-sidente del Comité Estatal de Sanidad Vegetal de B.C., con la presencia del Ing. Jesus Garcia Feria, Subdirector Fitosanitario de la Dirección de Sani-dad Vegetal.
Los algodoneros reconocen la importancia del cumplimiento de la Norma Fitosanitaria 026 y so-licitan la no aplicación de sanciones porque la serie de situaciones mencionadas fue la causa de que a la fecha todavía existan predios que no han sido pizcados, por lo cual solicitan una prórroga para el cabal observación de la norma oficial aludida.
La presencia del funcionario de la Dirección de Sanidad Vegetal fue consecuencia de la aplicación de una cuota que en forma unilateral pretendía aplicar el Ing. Roberto Roche Uribe, gerente del Co-mité Estatal de Sanidad Vegetal de BC, misma que fue rechazada al tiempo que se pidió la presencia de Lara Soria.
La pretensión de Roche Uribe no solo provoco el enojo de los productores de algodón, sino tam-bién de hortaliceros y del gremio agronómico que pedirá la rehabilitación y operación del laboratorio, además de su inclusión en su membresía, por con-siderar que es importante la representación, inde-pendientemente de exigir la creación de la Junta o Comité Local de Sanidad Vegetal para el valle de Mexicali, toda vez que es mayor la superficie en cultivo y el número de productores, en relación al resto del estado.
Gilberto Enrique Antuna Gutierrez, presidente de la sección Mexicali, de la Federación Agronómica de Baja California, al hacer la consideración anterior, reconoció la importancia y el valor de la actividad agrícola de la costa y sur del estado, sin que ello implique que, como hasta la fecha, la agricultu-ra y los productores del valle de Mexicali estén excluidos y solo sean tomados en cuenta en sus aportaciones.
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