El campo al garete
Pese a lo que digan los funcionarios del sector agrícola y pecuario, de la federación y del estado, las actividades del sector primario carecen de una rectoría para su ordenamiento hacia un desarrollo armonioso y rentable que se refleje en la economía de los agricultores y de los pequeños productores de ganado, no en los empresarios de la carne o en los acopiadores y comercializadores de granos.
No se puede negar un buen avance entre quienes a lo largo de los años han venido incursionando en la producción de hortalizas –muchos de ellos pagaron caro el noviciado con los bróker exportadores- pero aun ellos confrontan una serie de obstáculos consecuente con la ausencia de un orden en las superficies aprobadas para cada cultivo, así como por el desordenado manejo del agua.
El desorden que ahora se vive en el valle de Mexicali tiene su origen en la ambición de Ernesto Zedillo Ponce de León por gobernar Baja California, o por el interés de algunos de los que se edificaron como “niños de Zedillo” y/o como los gansitos.
En el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, en algún momento, siendo secretario, Ernesto Zedillo recibió la encomienda de “cartucheras al cañón, quepan o no quepan” para promover la entrega del Distrito de Riego 014 Rio Colorado a los usuarios, surgiendo la total negativa de los usuarios del agua agrupados en la Liga de Comunidades Agrarias CNC, Liga Agraria Estatal CCI, Unión Agrícola Regional –FENCA-CNC y la Federación Estatal de la Pequeña Propiedad CNOP, en tanto el gobierno federal no cumpliera con la materialización de las obras del proyecto de rehabilitación y compactación del Distrito, establecidas en el contrato firmado y aceptado por los integrantes del Padrón de Usuarios.
Manuel Real Lizardi, desde la delegación de la Secretaria de Agricultura y Rubén Roa Quiñonez, desde la gerencia de la Comisión Nacional del Agua, solidarios con “El Neto” como ellos identificaban a Zedillo, empezaron a golpear a los directivos de las agrupaciones que exigían la terminación de las obras de rehabilitación para recibir el Distrito de Riego, encontrando como posible solución la pulverización de las unidades de riego en módulos y de inicio pretendieron crear 3 sociedades para el manejo de la red mayor, una por cada canal, el Reforma, Independencia y Revolución.
La oposición a la recepción del Distrito era monolítica de parte de los dirigentes y usuarios del agua militantes en las cuatro agrupaciones mencionadas, pero además rechazaron la posibilidad de apoyar la candidatura de Zedillo para gobernar Baja California, siendo la de Rodolfo Fierro Márquez, la cabeza más visible.
A partir de entonces y ya siendo presidente de la república, Ernesto Zedillo no ocultó su odio hacia Rodolfo Fierro Márquez, por el obstáculo que junto con los otros dirigentes representó para la entrega del Distrito de Riego y en dos ocasiones lo hizo público, la primera vez en el establo de José Luis Nevarez y otra en el Instituto de Ciencias Veterinarias.
En Ciencias veterinarias, engañado por Manuel Real Lizardi, entonces delegado de Agricultura, el presidente Zedillo aseguró que la cosecha de algodón estaba vendida, respondiendo a un reclamo de Sergio Avitia Nalda que, a nombre de los algodoneros del valle de Mexicali, solicitaba el apoyo oficial para comercializar la cosecha en curso y parte de la anterior, almacenada en los patios de los despepites.
Al igual que ocurre en las mejores familias, en las agrupaciones había y hay opositores a las cabezas, situación que fue aprovechada por Real Lizardi y Roa Quiñonez, entre otros, para dar vida a las primeras directivas de los módulos de riego y finalmente a una sola concesionaria de la red mayor.
Inicialmente nadie quería ser directivo, hasta que encontraron la forma de obtener ingresos por el desempeño de los cargos en los consejos de administración y de vigilancia de las asociaciones civiles y en la concesionaria hoy conocida como S. de R.L.
Aduciendo una indicación del Secretario de Agricultura, Carlos Hank González, el Distrito de Riego quedó al margen de la programación agrícola bajo el argumento que cada productor podía sembrar lo que le viniera en gana.
A partir de entonces se empezó a disparar la superficie de alfalfa, hasta llegar a las hectáreas que hoy se tienen y que en el pasado reciente fue – y tal vez siga siendo- un gran negocio para manipuladores de permisos y funcionarios de la Comisión Nacional del Agua, porque ahora los permisos para siembra de la leguminosa se tienen como concesiones que se pueden rentar, pero no se pierden.
Cuando había rectoría en el Distrito de Riego 014, por conducto del Comité Directivo Agrícola, debido al alto consumo de agua requerido para los riegos de alfalfa, las autorizaciones por cada derecho o permiso de 20 hectáreas, fueron de hasta 14 hectáreas y para la otra superficie se obtenían transferencias, como ocurre hoy, pero en forma anárquica.
Algunos funcionarios de la Secretaria de Agricultura, como es el caso de Guillermo Aldrete Haas, han pretendido la organización productiva de los agricultores, así como el ordenamiento en la programación agrícola para optimizar el uso del agua, pero los intereses de productores o de quienes rentan parcelas y derechos de riego, así como la incapacidad o la complicidad de los funcionarios del organismo de cuenca de la Comisión Nacional del Agua, han sido un obstáculo para lograr el objetivo.
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