El Mexicali de hoy
Para todos los mexicanos, “es una tierra que heredaron de sus padres y que vamos a heredar a todos nuestros hijos, una tierra que dejó de ser un pequeño pueblo aislado por el desierto para convertirse en una pujante y próspera ciudad metropolitana”.
Fue una de las expresiones del gobernador Francisco Vega de Lamadrid, durante la celebración oficial del CXIV aniversario de la fundación de Mexicali, reconoció la existencia de problemas o rezagos, donde la comunidad mexicalense dio una muestra de pluralidad política y de movilidad social, siendo las primeras manifestaciones de enero genuinas expresiones de reclamo.
Abundó que el Gobierno del Estado fue sensible y respondió con prontitud a dichas voces pacíficas y legítimas que respetaron los derechos de terceros, y refirió que el diálogo razonado, los consensos de buena fe y el apego a la ley, sirven para armonizar diferencias y suscribir acuerdos encaminados al bien común.
El alcalde Gustavo Sánchez Vásquez retomó el texto del periodista Alejandro Lomelí Cota –conocido en el gremio periodístico y literato como El Perro Lomelí-, donde cita que Mexicali nació como lo hace la Cachanilla “Ahí nomás y a la buena de Dios”, describiendo que Mexicali surge como un milagro.
Enfatizó que así se narra el nacimiento de una incipiente ciudad, un conglomerado humano dedicado al trabajo más arduo, el trabajo de la tierra en las condiciones climáticas más difíciles, que hicieron posible edificar en medio de un desierto para sustentar la vida de tantas generaciones por venir.
De 1903 a la fecha han pasado 114 años, y la ciudad, el campo y sus pobladores han tenido una transformación que en ocasiones sorprende por la presencia y participación de individuos ajenos al entorno natural, venido con intereses muy distintos a los de los miles de mexicalenses que protestaron primordialmente por el gasolinazo, en el mes de enero anterior.
A ese reclamo inicial se sumaron otros, del ámbito estatal y municipal, que fueron atendidos y resueltos por las autoridades del estado y el municipio.
En ese tiempo aparecieron negociadores y voceros que se pusieron al frente de los reclamos, sin el consentimiento se los mexicalenses participantes en la primera marcha, los que hasta la fecha agitan y presionan a nombre de los cachanillas.
Aprovechando las manifestaciones se sumaron campesinos y no, que dicen defender el agua con la sangre y la vida misma.
Los gasolinazos lograron juntar más mexicalenses que las tarifas de la CFE que nuevamente se elevaron y afectaran a la gran mayoría de los cachanillas, salvo los beneficiarios con las tarjetas del gobierno de Baja California.
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