Encrucijada
El Organismo de Cuenca de la Comisión Nacional del Agua en la Península de Baja California se encuentra en una situación de incredulidad como producto de la estela de corrupción con mayor énfasis en la anterior administración, la de Eduardo “El Pochongo” Ledesma Romo, a nivel local y de David Korenfeld Federman, a nivel nacional.
Tras una serie de denuncias públicas, señalamientos de empresarios de la construcción, por las etiquetas en los contratos de obra para favorecer a constructoras del centro que luego subcontrataron con locales, además de las quejas de usuarios de los tres módulos de la zona cero, salió “El Pochongo”, también Korenfeld por el asunto del helicóptero.
En principio se considera que todo cambio es bueno, pero en el caso de la Comisión Nacional del Agua no, las cosas empeoraron. Roberto Ramirez de la Parra, llegó a la dirección general y José Alejandro Cervantes Beltrán al organismo de cuenca, dando la impresión de que llegaron para cubrir las espaldas a sus antecesores y dejar pasar el tiempo para que se olvide el pasado.
Lamentablemente, mientras eso ocurre, en el organismo de cuenca se encuentra en un impasse cuyos efectos negativos se verán en poco tiempo.
La administración del presidente Enrique Peña Nieto tuvo su primer fracaso ante la incapacidad de los abogados hidráulicos al frente de la Comisión Nacional del Agua, cuando no lograron avanzar en la regularización de concesiones para el aprovechamiento de aguas subterráneas.
Al concluir el mes de diciembre próximo, se materializara el segundo fracaso, por conducto de la misma Comisión Nacional del Agua, organismo que por cuestiones de corrupción y la indolencia de sus funcionarios, por falta de conocimientos en el tema del agua.
Varios meses después de que el presidente Peña Nieto emitió un nuevo decreto para facilitar la regularización de pozos a nivel nacional, en Baja California el avance es mínimo y es que los funcionarios ni idea tienen de lo que pusieron en sus manos, hay temor y no actúan, no firman, no resuelven y mejor lo remiten a México, de donde no hay respuesta, a decir de los afectados.
En contra ronda la cuota de 150 mil pesos que se les pedían para la tramitación, pese que ahora dicen, no hay tal cobro, que el tramite no tiene ningún costo y que la Comisión Nacional del Agua les ofrece asesoría.
A eso debe de sumarle intereses particulares de aquellos que se dicen representantes de asociaciones que han tomado como bandera en contra la futura operación de una firma cervecera en el valle de Mexicali, para confundir a poco más de dos decenas de propietarios de pozos agrícolas que tienen concesiones vencidas.
Los ¿lideres? se quejan de las reducciones de volúmenes que se podrían aplicar en la renovación, olvidándose que las condiciones del acuífero no son las mismas que cuando obtuvieron sus títulos, o que sin aviso oficial modificaron la ubicación de la perforación con una reposición sin autorización formal.
En el organismo de cuenca de la Comisión Nacional del Agua es evidente la ausencia de interés por hacer algo para mejorar las condiciones operativas y administrativas del agua, pero ello es entendible, porque los funcionarios, desde la cabeza a nivel nacional, son teóricos y legales los conocimientos sobre el agua.
Si no lo cree busque datos sobre la formación académica de los principales funcionarios de la Comisión Nacional del Agua.
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