Delincuencia e impunidad
Por César Villalobos
De varios años a la fecha, noticia cotidiana es el robo de combustible a los ductos de conducción de Petróleos Mexicanos, destacando el decomiso de cantidades variadas in situ, en bodegas, en transportes, etcétera, pero son pocas las ocasiones que se detienen a los verdaderos ladrones, a los que reciben el beneficio final del robo.
De acuerdo con estimaciones privadas , el hurto de gasolinas alcanza los 27 mil barriles al día , volumen equivalente a unos 4 millones 293 mil litros diarios, asegurándose que hay estaciones de servicio que comercializan parte de ese combustible, mientras que su venta en lo que podríamos llamar mercado negro, se hace a empresarios del transporte de carga o pasajeros, o en botes, como ocurre a la vera de carreteras del centro y sur del país.
El robo de combustibles en la red de ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) es cometido y coordinado por trabajadores de las instalaciones de la petrolera, consideró Luivan Portilla, director general de EthicsGlobal, división de Línea de Denuncia de Webservice, sistemas anticorrupción que incluyen diferentes canales que pueden ser vía telefónica, a través de un número gratuito, asistente web, formulario de denuncias y chat.
De siempre se ha sospechado que el robo viene coordinado desde adentro de las instalaciones de despacho de Petróleos Mexicanos, pero ello es un indicativo de la indiferencia de las autoridades encargadas de investigar, porque si bien, la paraestatal hace denuncias formales, no hay un seguimiento real para encontrar a los responsables del multimillonario robo.
Sobre esto, Marcial Díaz, de Lexoil Consultores, estimó que en los últimos diez años, el robo de combustible ha crecido y es cada vez más impactante y sólo se han detenido a 12 personas de un nivel muy bajo. “Pero para hacer corrupción , es como para bailar , se necesitan dos”, pero luego puntualizó: “En Pemex y CFE la corrupción es parte del paisaje y lamentablemente parece que no pasa nada”.
Según The Wall Street Journal Americas, grupos delictivos mexicanos virtualmente han tomado el control del sistema de oleoductos del monopolio petrolero estatal de México, robando crecientes cantidades de combustible y consiguiendo una importante fuente de nuevos ingresos en su lucha contra otras bandas y el gobierno mexicano, según la compañía petrolera.
El problema no es nuevo, pero se está expandiendo rápidamente. Con despliegue de conocimiento técnico que puede malograr sistemas electrónicos de vigilancia, el aumento en los robos de combustible se produce en momentos en que el gobierno lucha por contener un incremento en la violencia vinculada con el crimen organizado, que ha expandido las operaciones de narcotráfico tradicional al secuestro, la extorsión y mafias de protección.
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