Encrucijada agrícola y corrupción hídrica
A muchos, especialmente funcionarios, les molestó, o simplemente no les gusto lo dicho por Bosco de la Vega Valladolid, presidente electo del Consejo Nacional Agropecuario y publicado en este semanario, sobre la necesidad de modificar la estructura operativa de la Secretaría de Agricultura para equipararla con el dinamismo de sus homólogas de Hacienda o de Comercio.
El que fuera candidato incomodo para funcionarios de la Secretaría de Economía y de Agricultura y ahora presidente del Consejo Nacional Agropecuario, tiene razón cuando cuestiona inoportunidad e imprecisiones en la operación de la Sagarpa, de Aserca, de Senasica y otras dependencias.
Pero ese malestar oficial se diluye cuando productores del sector primario se quejan, no del burocratismo, sino de la duplicación de los mismos documentos año con año, exigida en los CADER’s de la Sagarpa para reinscripciones a programas de apoyo, aun cuando sea la misma colonia o ejido, la misma superficie, el mismo predio y el mismo nombre.
Para el valle de Mexicali urge un programa de inducción al regreso o a nuevos cultivos, que, inclusive, han sido anunciados oficialmente con una serie de apoyos, pero al final no prospera su extensión en superficie debido a que lo ofrecido llega a destiempo, situación que genera incredulidad hacia las instituciones y desanimo en los productores que se sienten engañados.
En este aspecto recuerdo una frase del Ing. Leandro Rovisora Wade, siendo Secretario de Recursos Hidráulicos: “Lo que se da sin comedimiento, se recibe sin gratitud”. Esto pudiera aplicarse al tardío incumplimiento de la Secretaría de Agricultura.
Sabemos que esto no es culpa del titular de la Sagarpa en turno, toda vez que si bien, el Congreso de la Unión asigna y aprueba un presupuesto, este acuerdo representa un cero a la izquierda, no cuenta frente al interés del Secretario de Hacienda y menos si ve espolones de candidato a su homologo de Agricultura.
Simple y sencillamente no abre la llave para que fluyan los recursos asignados a la Sagarpa y así la convierte en la villana de la película y mientras la Secretaría de Agricultura no tenga el control de los recursos económicos para impulsar el desarrollo agropecuario a través de una estratégica planeación, las aspiraciones presidenciales serán letra muerta.
El presidente también deberá determinar el contrato con el Partido Verde Ecologista, al que le cedió el manejo y control de los recursos hidráulicos del país, olvidándose de todos los antecedentes de corrupción a partir del Niño Verde y que todavía están vigentes e impunes en los organismos de cuenca, especialmente en el de Baja California.
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