No ven, no escuchan, solo hablan
De siempre, la gran mayoría de los funcionarios de la federación, del estado y municipios, dan la impresión de no ver, no escuchar, pero ¡ah!, como hablan y no necesariamente son congruentes, menos claros ni precisos.
Llaman mucho la atención la manifiesta preocupación de los funcionarios -algunos no gobernantes, solo figuras decorativas en el gabinete federal- por lo que ocurre alrededor del mundo, pero no pueden observar lo que sucede en nuestro país, muy cerca de ellos.
En ocasiones, sus mensajes más bien dan la impresión de presumir un gran cinismo, con la pretensión de que el pueblo, los ciudadanos que les escuchan, cierren sus ojos para no ver y tapen sus oídos para no escuchar las versiones populares sobre la impunidad y la corrupción.
Esa corrupción inicia en lo más alto del poder ejecutivo, pasando por el judicial y sentando sus reales en muchos de los integrantes del congreso de la unión, tanto en la cámara alta como en la baja, pero los voceros y los actores mismos que a medida de repetirlas hacen verdades sus mentiras, se dan baños de pureza y honorabilidad.
Sin embargo, los diputados y senadores, al igual que lo hicieron actuales funcionarios por conducto de la Función Publica, se protegieron rechazando la 3 de 3 para no dar a conocer patrimonio, su situación fiscal, ni manifestar conflicto de intereses.
Regresando a la locución de los funcionarios que hacen un galimatías de sus expresiones para confundir a quienes les escuchan, al tiempo que justifican la no observación de los preceptos constitucionales, pero hay otros, como el procurador de justicia de Guerrero que, por no haber condiciones políticas adecuadas, no aplica la Ley, no ejecuta las ordenes de aprehensión libradas en contra de presuntos delincuentes.
Queda muy claro que el estado de derecho al que el gobierno está obligado a mantener, no existe y ello es el mejor indicio de la ineficiencia e incapacidad de muchos de los funcionarios que acompañan al presidente Enrique Peña Nieto en el ¿gobierno? de México.
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