
Pataleo de ahogado
Por César Villalobos López
Acostumbrado a la protección que ha recibido desde el gobierno de Francisco “Kiko” Vega de Lamadrid, a través de la ahora Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de Baja California, además de complicidades con legisladores que ocuparon la presidencia de la Comisión de Agricultura, Gustavo Rodríguez Cabrales se resiste a una rendición de cuentas, como presidente del Comité Estatal de Fomento y Protección Pecuaria.
Y es que, hartos de los turbios manejos en el CEFPP y en el desaseado manejo de recursos públicos en la Unión Ganadera Regional, recibidos del Fogabc, de los cuales no sabe nada por aquello del “secreto bancario” que aduce su administrador Carlos Silva y el titular de la SaderBC, arquitecto Juan Meléndrez Espinoza, ganaderos pidieron a la Secretaria General de Gobierno, una revisión de cuentas.
Sin embargo, es del dominio público que, por diversas razones, el Fogabc ha dispersado recursos en montos extraordinarios a selectos productores, algunos de los cuales están acostumbrados a abultar las cuentas deudoras, sin abonar al supuesto préstamo inicial.
Tratando de alargar el tiempo para desfasar el inicio de las auditorias, Gustavo Rodríguez Cabrales, utilizando argumentos ficticios aprovecho un recurso legal, seguramente sorprendiendo al Juez, que le otorgo un amparo provisional para la no ejecución de la auditoria.
Rodríguez Cabrales también tiene la esperanza de que su dirigente nacional, Homero García de Llata, también en campaña electoral en busca de la reelección, venga a la Asamblea Electoral y sin conocer la realidad de la ganadería bajacaliforniana, hable bien de Gustavo, como ya lo ha hecho, en otras entidades, donde tiene seguro el voto.
Curiosa y coincidentemente, la presidenta Claudia Sheinbaun, en su conferencia mañanera hizo referencia al mal manejo de asociaciones ganaderas, cuando se les confió la distribución y control de los de los aretes, motivo por el cual pasaron a la potestad del estado mexicano, a través de la Secretaría de Agricultura, para recuperar todas las funciones de Senasica.
Además de estas situaciones se tiene el antecedente de protección gubernamental para Rodríguez Cabrales cuando operaba como proveedor del estado para la comercialización de insumos requeridos por los ganaderos y comprados, en parte, con recursos aportados por el estado y propios, pero a los ganaderos que confiaron en la empresa de la Unión Ganadera, les salió más caro el caldo que las albóndigas, porque perdieron el enganche, toda vez que algunos nunca recibieron lo comprado.
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