
Por Rosa Chávez Cárdenas
Cuando era adolescente hace más de 50 años, yo quería ser hombre y como no si veía los privilegios que gozaban, no necesitaban permiso podían salir, llegar tarde, ser infieles y hasta tener hijos fuera del matrimonio. Las tareas domésticas estaban reservadas para las mujeres, preparar los alimentos y los quehaceres de la casa. Los hombres se sentaban a la mesa y se les ofrecía el plato de comida como si fuera restaurante, se quemaban la mano al calentar una tortilla. En la cultura patriarcal se volvían abusivos, autoritarios y hasta misóginos, incluso los padres les daban el poder de reprender a las hermanas. Las madres, mujeres sufridas, obedientes estaban destinadas a tener hijos sin disfrutar del placer sexual, aplanadas a causa de reprimir sus emociones.
Pero que paradoja, la madre era y sigue siendo en algunos casos la que fomenta el machismo, pero el resultado de esa educación machista tampoco les es favorable a los hombres, los vuelve inútiles y dependientes de las mujeres, muchos adultos mayores se quejan de ser inútiles para las labores domésticas. Pero la historia es para entenderla y aprender de los errores, los roles estaban muy definidos, el hombre necesitaba ser fuerte para encargarse de la casería, las labores del campo y las mujeres del cuidado de los hijos.
A pesar de los cambios y la búsqueda de igualdad en ambos sexos en muchos pueblos no se ha logrado la equidad en todos los ámbitos, ni en todas las áreas. El péndulo se fue al extremo, se invirtieron los roles, en la vida moderna ya no están definidos, las mujeres se encuentran en el campo laboral, por su preparación o por obligación ya que se encargan de ser las proveedoras de la familia. Otras las menos optan por vivir del salario de su pareja. Estoy orgullosa de ser mujer multitareas, las de mi generación aprendimos las labores del hogar, varias manualidades y estudiamos una profesión a la que nos dedicamos.
El 8 de marzo fue institucionalizado por la ONU en 1975 como el Dia Internacional de la Mujer, tiene como objetivo principal la búsqueda de la igualdad y la no discriminación, no se festeja por ser mujeres. El origen es bastante trágico, para no olvidar la muerte de las mujeres obreras que defendían sus derechos, salieron a las calles para protestar por los bajos salarios, exigir el recorte de las jornadas, la explotación infantil. En respuesta en la empresa donde laboraban les prendieron fuego.
Cada año se conmemora el 8M miles de mujeres salen a las calles a protestar por diferentes causas, pero la marcha se ha desprestigiado por los daños que causan a los monumentos históricos y a los negocios. Pero que sorpresa, el vandalismo de la marcha no es considerado como delito. El articulo 6 de la constitución manifiesta que la intervención de monumentos es un derecho civil: “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa sino en el caso de un ataque a la moral, a la vida privada, a los derechos de terceros que provoque algún delito o perturbe el orden público” Pero que contradicción lo que si es considerado vandalismo son los destrozos que se realizan en los festejos tras la victoria de un equipo deportivo.
Como ciudadana responsable he acudido a marchas y manifestaciones por defender diferentes causas como el INE, la SCJN, contra la violencia, el secuestro y por otras causas justas, pero la del 8M me causa temor, no estoy de acuerdo como se ha desprestigiado, no lo dudo que sean grupos de choque que se han infiltrado. Ver a mujeres en el anonimato de la turba como destruyen los monumentos históricos, grafitean edificios como la catedral de Guadalajara, es indignante. Daban ganas de ir a pararlas cuando con marros en la mano destruían el camión de bomberos, las niñas que las acompañaron aprendiendo a no respetar los bienes ajenos. Son preocupante los feminicidios, la violencia que sufre nuestro país, las cifras de hombres, muertos y desparecidos se elevan todos los días y la violencia no para.
Si queremos cambiar el mundo, no lo vamos a lograr con más odio, con más violencia, con más destrucción, lo lograremos con respeto, con justicia, con educación, con la unión de hombres y mujeres. Busquemos soluciones, la lucha no es entre hombres y mujeres, la lucha es entre lo correcto y lo incorrecto, el cambio debe ser contra la violencia venga de donde venga. Urge que nuestro país recupere la paz.
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del Dolor y Dra. Rosa Chávez
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