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Claudia Sheinbaum:¿La presidenta que no fue?

Claudia Sheinbaum en el G20: la paz como motor del cambio global

Por A. Magaña

A menos de dos meses de haber asumido la presidencia, Claudia Sheinbaum enfrenta una avalancha de críticas por lo que algunos ven como falta de liderazgo y autonomía política. Su gobierno, que prometía ser un hito feminista en la historia de México, parece estar marcado por la continuidad del proyecto de Andrés Manuel López Obrador, conocido como la Cuarta Transformación (4T).

Desde su proclamación como sucesora, Sheinbaum ha sido percibida como una extensión del caudillo más que como una líder con voz propia. Este fenómeno, llamado por algunos el «maximato obradorista», combina la influencia política del exmandatario con un marco legal y constitucional que consolida su legado y limita la autonomía de su sucesora.

CLAUDICAR AL LIDERAZGO: 

LA CARGA DE LA CONTINUIDAD

El reto de Sheinbaum no es menor:

* Reformas hiperpresidencialistas: El sexenio de López Obrador transformó profundamente la Constitución para establecer políticas clientelistas y militares como base de la administración pública.

* Dependencia política: Desde su designación como candidata hasta su elección, Sheinbaum nunca tuvo el control total del «movimiento» que lidera Morena.

Estas condiciones han generado dudas sobre su capacidad de consolidar su propio proyecto político. Las decisiones clave, como la designación de titulares en órganos estratégicos, han sido vistas como ejemplos de una falta de influencia dentro de su propio partido y gobierno.

DECISIONES CUESTIONABLES 

Y LIDERAZGOS DISPUTADOS

El conflicto interno en Morena y las señales de un liderazgo fragmentado han quedado al descubierto en diversas ocasiones:

1. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH):

Sheinbaum no logró imponer a su candidata preferida para dirigir este organismo estratégico. En cambio, prevaleció una figura más cercana al proyecto obradorista, lo que refleja su limitada capacidad de negociación en los círculos clave del poder.

2. La falta de control en Morena:

La reciente designación de Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente, en un cargo clave del partido ha avivado rumores sobre la intención de AMLO de mantener su influencia.

3. La tensión legislativa:

El Congreso, hiperrepresentado por Morena, pasó de la lealtad absoluta al expresidente a cuestionar públicamente las prioridades presupuestales de Sheinbaum. Ricardo Monreal, presidente de la Cámara de Diputados, no dudó en mencionar que el presupuesto requería una “cirugía mayor.”

UN LEGADO REFORMISTA 

QUE LA CONSTRIÑE

El paquete de reformas constitucionales impulsado por López Obrador define gran parte del margen de acción de Sheinbaum:

* Militarización: La Guardia Nacional opera bajo un mando militar, perpetuando un modelo que prioriza la presencia armada sobre estrategias civiles de seguridad.

* Política energética: Las restricciones al sector energético y las tensiones con el T-MEC limitan la capacidad de maniobra en materia económica y de inversión.

* Programas sociales constitucionalizados: Los apoyos clientelares no pueden ser eliminados sin enfrentar una crisis política.

Este diseño parece haber dejado a Sheinbaum con un gobierno encajonado, en el que la continuidad no es solo un discurso, sino una imposición estructural.

¿PUEDE CLAUDIA SHEINBAUM 

RECUPERAR EL LIDERAZGO?

A pesar de las críticas, el mandato de Sheinbaum apenas comienza. Aunque las señales actuales apuntan a una presidencia subordinada al proyecto de AMLO, aún tiene la oportunidad de:

* Forjar alianzas dentro de Morena que le permitan consolidar su liderazgo.

* Definir una agenda propia, enfocada en políticas feministas y progresistas más allá del simbolismo.

* Demostrar independencia en decisiones clave, desde la política energética hasta la gestión de seguridad.

CONCLUSIÓN: EL DILEMA DEL LEGADO

Claudia Sheinbaum tiene ante sí un dilema histórico: convertirse en una presidenta transformadora o ser recordada como una figura sin autonomía en el escenario político mexicano.

Los próximos meses serán cruciales para definir si su mandato marcará una diferencia o si, como muchos temen, será “la presidenta que no fue.”