Falleció el licenciado Gustavo Llorens.
Nuestro más sentido pésame a su estimada familia.
Hace algunos años, cuando quería ser candidato a presidente municipal de Mexicali, publicamos lo siguiente (7 de marzo 2010) en La Crónica y Frontera:
Por Antonio Magaña
“Y cuando Gustavo Llores despertó el dinosaurio seguía ahí”. No había cambiado. Era el mismo reptil que conoció de niño, cuando su papá lo llevaba al parque jurásico.
Abrió los ojos y, no observó mutaciones en el lagarto terrible, era la misma fiera, cuadrúpeda, camaleónica, con cabeza pequeña, dientes de sable, cuello largo y robusta cola.
Antes de despertar se soñó como presidente del pueblo en el que nació, donde había realizado sus proyectos de vida; la tierra inhóspita en la que había vivido y convivido.
Invitó a sus amigos para que se sumaran a su proyecto de presidir un municipio libre y mejorar todo lo que se considera la extensión del hogar.
En fondas, cafés de chinos, parques, plazas y refresquerías organizó reuniones, desayunos, comidas y asambleas para sumar adeptos a su causa.
Buscó a los líderes de las colonias y ejidos e integró brigadas para pedir el apoyo a su pre candidatura.
En su sueño veía todo color de rosa, creyó que la luna era de queso y que, el dinosaurio, ya no estaba ahí, que la democracia había llegado al PRI.
Pensó que las glaciaciones y el calentamiento global habían transformado el parque jurásico, pero, al amanecer, se dio cuenta que a la oscura e intrincada selva no había llegado la luz.
Un dinosaurio consumado, el delegado del PRI en Baja California, Heriberto Ramos Salas, líder de los “Coffe Boys” de Torreón, ex alcalde de ese municipio y notario público número 38 de aquella localidad, le abrió los ojos:
“Mire Tavo, no se apunte para la contienda interna, ya tenemos candidato, pero si se apunta, el partido va a utilizar todas las triquiñuelas, todas las artes que conoce para que no gane…”.
En medio de su desperezo, Gustavo Llorenz no alcanzaba a comprender si aquella advertencia del “Coffe Boy”, compañero de Beatriz Paredes durante la LI legislatura, era por ingenuo o por cínico.
Pero la figura del dinosaurio, o del bebe saurio, poco a poco fue tomando forma:
Panchito Pérez Tejada Padilla, un joven de 33 años y líder de la Canacintra de Mexicali, había sido tentado por el diablo.
A través de pantanos y precipicios estrechos con vapores densos y enardecidos, los demonios, Enrique y Fernando, lo llevaron al infierno para que la Satansa, Beatriz Paredes, le diera su venia diabólica.
Con la iniciación satánica, Pancho saurio no tenía obstáculo para convertirse en el candidato de los diablos.
El sería, a pesar de los procesos de la democracia ‘intestina’, de las convenciones de delegados, de la democracia priista, el candidato del partido tricolor.
Pancho saurio tuvo la decencia de informarle a Gustavo Llorenz que él era el bueno, el candidato de la línea, el proyecto de Beatriz Paredes y de los diablos Fernando Castro y Enrique Acosta.
Y…cuando Gustavo Llorenz despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí, con sus mismas mañas, pero más sofisticadas; con las mismas triquiñuelas, pero ampliadas, con el mismo cinismo quintaesenciado.
Descanse en paz Gustavo, quien, durante ese proceso apodó a Panchosaurio Pérez Tejada -EL IVA-, por ser ‘el joven impuesto’.
Más historias
El segundo piso es lo mismo, con ‘A’
Dinero…
Astillero…