A lo largo de las décadas, el INE se ha encargado de organizar y supervisar los procesos electorales en México. Conoce su historia
El próximo 2 de junio del presente 2024, se avecina el proceso electoral más complejo de los últimos años. Atravesado por las diferentes realidades que vive el país, se celebrarán comicios electorales para elegir al presidente de la República, a diputados y senadores. Además, varios estados tendrán elecciones locales, como la Ciudad de México o Veracruz. Para organizar y supervisar todo este complejo proceso, está el Instituto Nacional Electoral (INE).
Los antecedentes del INE
La Constitución de 1917 (la Carta Magna que no sigue rigiendo), promulgada el 5 de febrero de ese año, instituyó la Junta Empadronadora, las Juntas Computadoras Locales y los Colegios Electorales. Estos organismos serían los encargados de organizar y calificar los procesos para elegir al Presidente de la República y los miembros del Congreso de la Unión.
En 1946, con la entrada en vigor de la Ley Federal Electoral, se creó la Comisión Federal de Vigilancia Electoral, dependencia de la Secretaría de Gobernación. Ésta estaba conformada por el secretario de Gobernación y otro miembro del gabinete, un diputado, un senador y dos representantes de los partidos políticos con mayor relevancia. El presidente Manuel Ávila Camacho fue el artífice para la creación del nuevo órgano. Así mismo, transfirió algunas de las facultades de la comisión a la Presidencia de la República, con el argumento de que se debía delimitar la «influencia partidista».
Para 1973, durante el mandato de Luis Echeverría, se eliminó la Comisión Federal de Vigilancia Electoral. Fue reemplazada por la Comisión Federal Electoral. En ella se introdujeron representantes con voz y voto de todos los partidos políticos con registro legal.
Sin embargo en 1977, el presidente José López Portillo decretó una reforma política-electoral (la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales) en la que se cambió la composición de la comisión. Ésta quedó presidida por el secretario de Gobernación, un senador y un diputado, un representante por cada partido político con registro y un notario. Se supone que esta reforma tenía una naturaleza progresiva. Se buscaba incentivar la creación de nuevos partidos políticos y darle más representación a los ya existían.
La coyuntura de 1988
Para finale de los años ochenta, la hegemonía del régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el poder hegemónico en México durante décadas, estaba en franca caída. Los triunfos electorales en algunos municipios de otros partidos, así como la crisis política de la época, ocasionaron que el gobierno de Miguel de la Madrid promoviera una reforma electoral en 1987. Dicho cambio introdujo la representación proporcional de los representantes del consejo general de la comisión. De esta forma el PRI obtuvo la mayoría de los representantes electorales, generando un escenario injusto para los otros partidos.?
Lo anterior solo sería la antesala de la crisis político-electoral de los comicios de 1988, ocasionados por el estigma de un fraude electoral. El dudoso triunfo del candidato priísta Carlos Salina de Gortari, sobre el candidato opositor Cuauhtémoc Cárdenas, dio descrédito a la comisión electoral y sobre todo, le restó legitimidad al entrante gobierno.
El nacimiento del INE: la creación del Instituto Federal Electoral (IFE)
Con esta coyuntura, la presidencia de Salinas de Gortari decretó una nueva reforma política-electoral en 1990. En ésta se expidió el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), el cuál facultaba la creación del Instituto Federal Electoral (IFE), que tenía por objetivo de crear una institución garante de la imparcialidad en las votaciones.
En un principio, el consejo de la nueva institución seguía siendo encabezado por la Secretaría de Gobernación. Después de las elecciones intermedias de 1991, la creación de la credencial para votar en 1992 y las elecciones presidenciales de 1994, al fin en 1996 se aprobó otra reforma que dio autonomía al IFE.
El instituto se convirtió en un órgano constitucional autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propios. Su consejo general se conformó de nueve consejeros con derecho a voz y voto, propuestos y designados por dos tercios de la Cámara de Diputados, de los cuales uno de ellos fungiría como presidente del instituto. Po otro lado, se integraron consejeros legislativos y un representante de cada uno de los partidos con registro legal, con voz pero sin voto dentro del consejo general.
El IFE en la democracia mexicana
Una vez consolidado, el IFE organizó y superviso la elección del primer Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, en 1997. También se encargó de los comicios presidenciales del 2000, de los cuales saldría vencedor Vicente Fox, candidato del Partido de Acción Nacional (PAN), marcando el fin del largo dominio priísta.
Sin embargo, para las elecciones presidenciales del año 2006, una nueva crisis electoral pondría en cuestión a la institución. Otra vez hubo fuertes sospechas de fraude. Esta vez el sujeto de la polémica fue Felipe Calderón, candidato del PAN, quién terminó por ser confirmado como presidente electo a pesar de todo el revuelo social. Pasadas estas turbulencias, así como los comicios del 2012, el Instituto Federal Electoral tendría una nueva transformación.
El IFE se transforma en el INE
Hace diez años, el IFE se constituyó en lo que conocemos ahora como el Instituto Nacional Electoral (INE). De nueva cuenta la publicación de una reforma, esta vez en el 2014, dio paso a los cambios de la institución.
La principal diferencia entre el IFE y el INE es su carácter, ya que con sus nuevas atribuciones, el instituto electoral adquirió la facultad de organizar todas las elecciones en México, tanto a nivel federal como a nivel local. En estas últimas, colabora con los organismos públicos electorales de cada estado.
El INE ha dispuesto las elecciones intermedias de 2015, las presidenciales de 2018 (de las cuales resultó ganador el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador), las del 2021 y ahora las del 2024. Con sus complejidades, y demás coyunturas políticas que generan un sin fin de vaivenes, la institución encargada de velar por el sistema electoral del país ha logrado establecer una notable continuidad en el quehacer público de México
Más historias
México perdió el panel sobre maíz transgénico contra EU, revelan fuentes
Los que saben…
México y EU anuncian acuerdo de cooperación sobre entregas de agua Del Río Bravo