Ocosingo (México), (EFE).- Los pobladores de Frontera Corozal, en el municipio de Ocosingo, en el sureño estado mexicano de Chiapas, reabrieron este martes la zona arqueológica de Yaxchilán y dos centros ecoturísticos, cerrados por la presencia del crimen organizado desde octubre de 2023.
Esquivel Cruz González, comisionado para el diálogo ante el Gobierno del estado de Chiapas, detalló a EFE los motivos y el trabajo que realizaron para lograr reabrir y brindar la seguridad a los habitantes y turistas que visitan la zona.
“El problema de inseguridad se debió a las acciones de un grupo delictivo en la comunidad lacandona y el pueblo se tuvo que levantar (en armas) el 11 de octubre del 2023 para garantizar la seguridad de nosotros mismos”, narró.
Recordó que por esta razón se decidió cerrar la zona arqueológica, «tanto del lado interno como externo de la localidad, para poder contener y controlar las acciones que estaban en contra del pueblo”, precisó.
La decisión de su reapertura se dio por acuerdo de la asamblea comunal, celebrada el pasado 9 de marzo. Se determinó abrir las puertas de nueva cuenta a la comunidad, y con ello los dos centros ecoturísticos ‘Nueva Alianza’ y ‘Escudo Jaguar’, así como la zona arqueológica de Yaxchilán.
Para la población estos cinco meses fueron difíciles, según contó a EFE María Jiménez, recepcionista del sitio turístico, quien recordó el terror que les generó la violencia orquestada entonces por grupos delincuenciales.
«Vamos a ir levantándonos poco a poco, pero todo principio cuesta”, reconoció la mujer ch’ol.
Así también recordó que, en un principio, fue complicado regresar debido al miedo, pues reconoció que en el ambiente «habían muchas amenazas, balaceras, pero luego se normalizó, hubieron cancelaciones, devolución de dinero, fue angustiante”, dijo.
Por su parte, Aurelio Álvaro Jiménez, secretario de la sociedad yaxkin lacandonia, señaló que la actividad turística que llevan realizando desde hace 40 años es de importancia, pues ayuda a conservar la selva y la zona arqueológica.
Ante lo expuesto, los pobladores invitaron a los ciudadanos a visitar la zona, ya que ahora cuentan con un protocolo de seguridad que permite a los pobladores y visitantes una movilidad segura en el territorio.
“En frontera Corozal en este momento es el mejor lugar en seguridad, porque tenemos guardia comunitaria, tanto en la entrada del pueblo, como en la frontera con Guatemala”, aseguró.
El también indígena ch’ol, Cruz González, mediador en el diálogo, detalló que la vigilancia está sumamente controlada y afirmó: “tenemos el compromiso firme para poder estar a la altura de la circunstancia”.
Frontera Corozal se ubica en la selva lacandona, en los límites con Guatemala, siendo la única división el río Usumacinta.
Cuenta con una extensión de tierra de aproximadamente 300.000 hectáreas, con una población de 9.000 habitantes de habla ch’ol, su actividad productiva es la siembra de maíz, ganadería y turismo.
Desde hace más de 47 años, la zona arqueológica en el sur de México solo han cerrado sus puertas por la covid-19, en 2019, por una inundación, en 2020; y por cuestiones de seguridad ante la guerra entre grupos criminales, en 2023. EFE
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