Semanario El Pionero

Expresión de Mexicali y su Valle

La Nueva Revolución laboral

Por Rosa Chávez Cárdenas

En los albores de la historia el mercado laboral se dividió en tres sectores: agricultura, industria y servicios. Hasta el siglo XVIII la mayoría de la gente trabajaba en la agricultura. La segunda revolución industrial fue en el inicio de la guerra mundial, la gente de los países desarrollados abandonó el campo y sus rebaños y ya instalados en los pueblos, iniciaron a trabajar en la industria y en el sector de los servicios. Según estadísticas desde el 2010 solo el dos por ciento de los estadounidenses trabajaba en la agricultura, el 20 por ciento en la industria y el 78 por ciento como médicos, profesores y en la industria del internet. La preocupación actual es en que se van a emplear la gente cuando los algoritmos sin mente sean capaces de diagnosticar enfermedades, prescribir medicamentos, diseñar, escribir libros y manejar un auto como ya lo estamos viendo. Esta pregunta no es del todo nueva, desde que estalló la revolución industrial, la gente temía que la mecanización pudiera, provocar el desempleo masivo; esto no ocurrió porque a medida que algunas profesiones quedaban obsoletas, aparecían otras necesidades y siempre había algo que los humanos podían hacer mejor que las máquinas. Pero esta idea en la actualidad no es una ley de la naturaleza y nada garantiza que sigamos así en el futuro, el peligro actual es que la Inteligencia Artificial desplace a muchísimas profesiones. Los humanos tenemos dos tipos básicos de capacidades, las físicas y las cognitivas, mientras que las máquinas competían en las capacidades físicas, siempre fue posible encontrar tareas cognitivas que los humanos hicieran mejor, de hecho, los mexicanos tienen fama de ser muy listos reparan máquinas sin un manual de funcionamiento, solo con la observación, un ruido. Mi amigo, director de una empresa internacional, se llevaba a los técnicos de México que ya tenían identificados a reparar máquinas a diferentes países que los expertos no habían podido arreglar. Los algoritmos se emplean para resolver problemas, se expresan en el lenguaje de la computación con sistemas de símbolos y reglas, tienen aplicación en la ciencia, la tecnología, en las redes sociales, la educación y el arte. Todo animal, incluso el hombre es un conjunto de algoritmos orgánicos modelados por la selección natural a lo largo de millones de años. A medida que los algoritmos expulsen a los humanos del mercado laboral la riqueza estará concentrada en una élite muy reducida, lo que va a generar y de hecho ya lo estamos viendo una desigualdad social y política sin precedentes. Un algoritmo puede acumular una fortuna para invertir como lo crea conveniente y convertirse en el dueño del planeta. Pero la mayor parte de nuestro planeta ya es propiedad legal de entidades subjetivas no humanas, de naciones y compañías. ¿Qué hará la gente? el experto Nick Bostrom dice que cuando la inteligencia artificial supere a la inteligencia humana, sencillamente exterminará a la humanidad. Sería muy difícil que los humanos controlen a un sistema más inteligente que ellos. ¡Aunque usted no lo crea! Los humanos pueden volverse inútiles desde el punto de vista militar y económico, esto puede convertirse en una profecía autocumplidora. En cuestión de psicología el yo también es una pauta matemática, de modo que si queremos conocernos ya no será necesario la filosofía, la meditación o el psicoanálisis, se usarán los datos biométricos y los algoritmos lo harán por nosotros, el lema es conocimiento de uno mismo mediante los números. Lo que nos puede quedar claro es que la psicosis social creada en la pandemia del Covid, se extendió y fue apoyada por algoritmos, la gente atrapada en el miedo a la muerte experimentó los síntomas de la enfermedad sin necesidad de contagio. Nos damos cuenta que el poder está en manos de una élite muy reducida. Algunos por desconocimiento aplauden las nuevas tecnologías y otros estamos horrorizados por el uso de nuestra privacidad y el temor de que millones se quedarán sin trabajo. Google tiene una base de datos biométricos sobre la salud humana para vendernos una serie de productos y también para crear otra epidemia y bajar la población lo que siempre les ha preocupado a las élites de poder, los dueños del mundo.

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