- Gobierno federal eliminó apoyos y cancelo fuente de crédito
- Funcionarios de las dos Sader solo son figuras decorativas
- Gobernadora Marina del Pilar Ávila al campo solo por festejos
- Comités de Sanidad Vegetal y Protección Pecuaria, decorativos
- Inamovilidad para recuperar tierras afectadas por sismo del 2010
- Vicios de habilitadores y productores abonaron la crisis actual
Por César Villalobos López*
MEXICALI. – El campo bajacaliforniano carece de rectoría oficial para impulsar su desarrollo en forma masiva; los éxitos productivos y económicos, los generadores de mano de obra, son el resultado de personas con visión, sin inhibiciones para la asociación y búsqueda de opciones de colocar sus cosechas en los mercados alrededor del mundo.
En este segmento están los productores de todo tipo de hortalizas, como cebollín, ajo, lechuga, apio, brócoli, berris y otros frutos, tanto en la zona costa, principalmente, como en el valle de Mexicali, quienes al igual que los dedicados a la producción de granos, forrajes y fibras, como el algodón, han sentido el abandono de los gobiernos de la 4T, federal, estatal y municipal.
Los organismos auxiliares conformados con la participación de productores, como el Comité Estatal de Sanidad Vegetal, o el de Protección Pecuaria, se han convertido en elefantes blancos que justifican su presencia y la necesidad de recursos con informaciones burocráticas, en reuniones de evaluación organizadas por la representación de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, con la validación de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de Baja California.
El gobierno del estado a cargo de Marina del Pilar Ávila Olmeda y titular de la SaderBC, arquitecto Juan Melendrez Espinoza, son omisos a lo que ocurre en el valle de Mexicali, que, desde hace varios años muestra el importamadrismo de los funcionarios de la Sader con la permanencia de varios miles de hectáreas con vara de algodón que con las lluvias rebrota y se convierte en un foco infeccioso.
En esto, además de la irresponsabilidad de los funcionarios gubernamentales, la corrupción y complicidad que por años ha mantenido el administrador del Comité Estatal de Sanidad Vegetal, tanto por el cierre del laboratorio como por no hacer efectivas las garantías entregadas por las empresas para garantizar la ejecución de los desvares y barbechos en predios algodoneros.
El declive productivo y económico del valle de Mexicali se inicio en el 2010, luego del sismo del 4 de abril que produjo un gran movimiento de tierra a lo largo y ancho de la zona agrícola, donde al paso del tiempo han aparecido manchones multicolores en las plantas de trigo, algodón, alfalfa y otros cultivos, como consecuencia de afloración de sales, nematodos, fusarium y otras situaciones que han sido soslayadas por funcionarios.
Sin embargo, los productores afectados con este tipo de problema comparten la irresponsabilidad de los funcionarios, porque a lo largo de 13 años no han realizado análisis de sus suelos para combatir las plagas o enfermedades, al tiempo de aportar los nutrientes carentes en la tierra para la germinación y buen desarrollo de las plantas.
Esta inamovilidad la podrían justificar por la forma en que se han reducido, hasta llegar a cero, los apoyos del gobierno federal, acentuado en el 2018 con la llegada de la 4T, mientras que la mayoría de las empresas habilitadoras, receptoras y comercializadoras de trigo, abandonaron el barco luego de la escandalosa arrebatinga de empresas que escamotearon el pago o se cobraron a lo chino, mientras que los productores desviaban cosecha bajo la consigna de “ladrón que roba ladrón” y la esperanza de borrón y cuenta nueva.
Los políticos, en especial senadores y senadoras han aprovechado a la perfección la situación de las carteras vencidas, la ausencia de crédito y los problemas de comercialización, para llevar agua a su molino, mucha platica y nulos resultados han tenido las reuniones con las senadoras Nancy Guadalupe Sánchez Arredondo, Gina Cruz, Alejandra León o del senador José Narro Céspedes.
De las diputadas federales, ni se diga, solo se han asomado al campo en tempos electorales.
Para el ciclo agrícola otoño invierno la situación se torna muy difícil para aquellos propietarios de tierras agrícolas que las han venido cultivando con financiamiento de empresas y es que una buena parte de esas fuentes de crédito solo proporcionan una pequeña parte del costo del cultivo, dejando a cargo del agricultor el mayor porcentaje, pero se firma contrato donde se establecen las obligaciones para el receptor.
En el caso del algodonero la situación es mas o menos similar y es que las fuentes de financiamiento también se han reducido en forma drástica.
* Licenciado en periodismo, cédula profesional 9089292. Miembro fundador de la -APM- Asociación de Periodistas de Mexicali, A.C., en 1972 y de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, A.C. -FAPERMEX- en 2002, representando a la APM; integrante del CONALIPE y director de Semanario El Pionero desde 1998. Este trabajo se publica en la edición 1298 de Semanario El Pionero, con fecha 07 de octubre de 2023.
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