Por Gustavo de Hoyos Walther
Recientemente el representante republicano en la Cámara Baja de ese país, Ken Calvert, presentó una enmienda al proyecto presupuestal para el año 2024. Esta incluye la demanda de que se transfiera la autoridad en materia de seguridad respecto a Méxi-co del Comando Norte al Comando Sur, dos de los 11 comandos combatientes que el Pentágono tiene en el mundo.
Si bien hasta ahora esta idea no se ha discutido todavía ni en el pleno de la Cámara de Representantes ni en el Senado es preo-cupante que se hable de ella con seriedad en el Congreso de ese país.
Al estar dentro del radio de acción del Comando Norte, México es visto como un área de seguridad estratégica que incluye al pro-pio territorio estadounidense, Canadá, Puerto Rico y las Bahamas.
Esto quiere decir que el ejército mexicano y otras estructuras de seguridad reciben información privilegiada por parte del gobierno estadounidense que no obtienen otros países de América Latina y el Caribe.
Es decir, el nivel de confianza entre ambos gobiernos es todavía muy alto. Esto tiene repercusiones positivas para nuestro país, no sólo en lo que respecta a la seguridad de América del Norte, sino también a la seguridad global, lo cual le permite a nuestro país discutir asuntos internacionales, como la Guerra en Ucrania, con conocimiento de causa.
La transferencia de México del Comando Norte al Comando Sur significaría de inmediato la pérdida de información estratégica para nuestro Gobierno. Esto haría más difícil la integración estratégica de México con el área de América del Norte y significaría una pérdida de oportunidad a la luz del distanciamiento entre China y Estados Unidos.
Ahora bien, el propio congresista Calvert ha dado a conocer la razón detrás de su propuesta. A saber: la experiencia exitosa que tiene el Comando Sur en la lucha contra el tráfico de narcóticos. Se considera, así, que México es la causa última de la muerte de miles de estadounidenses por el consumo de fentanilo.
Es claro que los dos principales candidatos del Partido Republicano, Donald Trump y Ron DeSantis, basarán una parte de sus campañas en la necesidad imperiosa de cerrar su frontera sur.
En esto, por supuesto, no tendrían razón: la responsabilidad del tránsito de estupefacientes de México hacia el norte es compar-tida.
Lo que sí no ayuda es el despliegue de una estrategia fallida contra las bandas criminales asociadas al narcotráfico por parte del gobierno mexicano ni hecho de que el Presidente de la República niegue la responsabilidad mexicana en el tráfico de fentanilo a Estados Unidos. Hay, sin duda, una responsabilidad del gobierno mexicano que explica, en parte, la exagerada reacción por parte de miembros influyentes del partido republicano en ese país. Hasta donde sabemos esta opinión no la comparte el Partido Demócrata en su conjunto. Pero esto podría cambiar en 2024.
En caso de un triunfo republicano, México será visto como un país al que hay que ver como una fuerza hostil en lugar de como un aliado. Esperemos que esto no suceda.
Twitter: @gdehoyoswalther
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